Cuando el perdón se queda corto
Desde pequeños, cuando hacemos algo mal nuestros padres siempre nos decían: pide perdón. Y así hacíamos.
Este comportamiento que hemos adquirido lo llevamos con nosotros hasta que somos bien mayorcitos, aunque sabemos que en muchas ocasiones no arreglará todo lo que arreglaba años atrás. Somos conscientes de que cuando ya tienes una edad, si has hecho algo mal, tienes que rectificar sea cual sea la solución para remediar el daño hecho. Pero eso es algo que sabemos toda la sociedad menos un pequeño resquicio de ella: los políticos.
Los políticos van jugando a su juego, no paran de cometer errores que afectan a todos los españoles y luego lo intentan arreglar todo pidiendo perdón. Déjenme decir, señores políticos, que perdón se pide a tus amigos; que en su caso pedir perdón es dimitir.— Irene París Suárez.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.