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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Reinata Sadimba, palabras de barro

Por Alejandra Val Cubero (*)

La historia vital y artística de Reinata Sadimba no deja indiferente, tal es su fuerza y osadía. Reinata es menuda, enérgica y trabaja el barro desde que tuvo uso de razón, primero para alimentar a su familia tras perder a su padre muy joven, y más tarde porque la arcilla le permitía "decir cosas que no sabía contar de otra manera".

Reinata nació en los años cuarenta en un pequeño pueblo del altiplano de Mueda, en el norte de Mozambique y cuna de la etnia makonde en la que los hombres trabajan la madera, fundamentalmente el ébano y el marfil, y las mujeres se dedican a cocer el barro para uso utilitario. Casada a temprana edad y divorciada dos veces, de sus ocho hijos solo sobrevivió uno, y al tiempo que criaba y creaba participó en el Frente para la Liberación de Mozambique (FRELIMO) formación que inició una campaña armada contra el gobierno colonial portugués en 1964, tomó el control del país en 1974 y posibilitó su independencia un año más tarde.

Durante el periodo colonial Reinata sorteó las convenciones sociales propias de su género y clase, si el arte de la alfarería lo aprendió de su madre y de la atenta observación de otras mujeres de su pueblo, quienes debían esmerarse en realizar recipientes para conservar los alimentos o transportar el agua, la joven alfarera decoró las paredes de su casa con motivos geométricos, dándoles formas estéticas y rompiendo el lado funcional del barro, pese a las críticas y las burlas de toda la comunidad, que tampoco entendían que abandonara las faldas y trabajara con pantalones para estar más en contacto con la tierra. En estos años de sus manos saldrían jarras, cuencos y vasijas que toman formas antropomórficas y se amontonan unas encimas de las otras ante la mirada de los hijos que van naciendo.



Los años ochenta serían decisivos en su vida y en su obra. Mozambique era ya un país independiente pero de la Guerra Civil que duraría más de veinte años aprendió que el odio entre la gente de su mismo país y de los aliados que apoyaban los distintos bandos sería larga, y estaría plagada de muertes injustificadas; también en estos años se instalaron cerca de Mueda, su pueblo, una pareja de suizos que colaboraban en un proyecto rural y de los que se hizo muy amiga. Ellos alentaron su trabajo y le dieron la suficiente confianza para que expusiera y viviera de su arte, misión muy compleja en un país en lucha.


La marcha de sus amigos cuando las condiciones de seguridad del país comienzan a empeorar y las pocas expectativas laborales de Reinata hicieron que junto a su único hijo vivo abandonara Mozambique y se instalara a partir de1985 en Dar-es-Salaam donde comenzó a exponer en pequeñas salas de arte y en mercados artesanales. En esta ciudad vivió con su hermana Josefina y restableció el contacto con sus antiguos amigos que compraron la mayor parte de su obra con una sola premisa: haz lo que se pase por tu cabeza. Así lo había hecho y lo seguiría haciendo, la estabilidad económica y el apoyo a su creación impulsaron su arte; la artista partiendo de la mezcla de arcilla, tierra y trozos de cerámica triturados desarrolló nuevas técnicas y modos de cocción. Su estancia enTanzania estetizó las representaciones del cuerpo humano, haciéndose más vivas y penetrantes hasta crear un universo propio.


A comienzos de los noventa vuelve a Mozambique, se instala en Maputo, comienza a ser tímidamente reconocida dentro y fuera de su país y establece su taller detrás del Museo de Ciencias Naturales, un antiguo edificio colonial que parece una residencia de otra época y que atrae al visitante más por su decadencia que por su rareza, lo que sucede con muchos de los edificios de esta ciudad. En este gran patio todavía hoy continúa trabajando junto a su compañera Juliana Argentina que le ayuda desde hace más de veinticinco años.


¿Qué tienen las obras de Reinata que salgan de lo ordinario? En sus piezas utiliza la piedra caliza blanca y el grafito lo que le da un color verde muy peculiar y personal. Sus piezas, como su cuerpo y su rostro tienenescarificaciones o marcas culturales de su etnia makonde a la que pertenece, marcas que traslada a su arte decorando cada una de sus figuras con insistencia. La artista prefiera la arcilla por ser un material maleable que modifica con relativa facilidad antes de la cocción y sus piezas hay que mirarlas con detenimiento porque nada es lo que parece: de una jarra surgen dos bocas de mujer, en una vasija la serpiente o nyoka recrea la vida y la muerte que se enrolla en torno a una persona, las ollas tienen varias bocas y piernas, y las figuras que suelen aparecer sin sexo se encuentran defecando. Las figuras más humanizadas toman rostros de animales con grandes bocas y orejas y las mujeres presentan varios senos. También crea figuras lisiadas o señoras con dos culos, aunque quizá su figura más autobiográfica sea la de la mujer con ocho hijos que salen de su cuerpo mientras una serpiente se mete en su boca.


Reinata Sadimba rompió las reglas establecidas y llevó las tradiciones de su comunidad a un nuevo estado: La muerte temprana de su padre hizo que tuviera que hacerse cargo del sustento del hogar, la lucha colonial y su participación en la guerrilla calaron en su idea de la opresión y el sometimiento pero también en la libertad individual, los encuentros con otras personas de otros lugares que apreciaron, estimaron y compraron sus piezas junto a sus relaciones de pareja tormentosas, la pérdida y el dolor de la muerte de sus hijos, y el encuentro artístico con otros artistas, desde los pintores de murales de Maputo hasta creadores de su misma generación como Victor Sousa y Mudaulane encauzaron su arte.


Su coraje de no seguir la corriente han hecho de ella un espíritu independiente y referente de numerosos jóvenes creadores del barro entre los que se encuentra Mapfara y Tsenane, ambos nacidos en Maputo en 1979 quienes recrean historias mágicas de espíritus salidos del agua o hechiceros que adaptan a los tiempos modernos. Ella mientras tanto sigue trabajando en su humilde taller porque dice que aún sus manos tienen muchas cosas que contarnos.


(*) Alejandra Val Cubero es profesora de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. aval@hum.uc3m.es

(**) Otro artículo en este blog donde hablamos de Reinata Sadimba. Heroínas, de Rosa Langa.

Algo más sobre la artista en su libro

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