Apoyos y muletas
La boda de Andrea Casiraghi pone fin a un verano que ha visto la marcha de la infanta Cristina a Ginebra, de la mano del Aga Khan, la de Chacón a Miami y una comunión en Ambiciones
El verano llega a su final con una gran boda en Montecarlo. Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi despiden su soltería y dan la bienvenida a una nueva generación de jet setters, renovando una sociedad que adora y necesita estos balones de oxígeno, dinero y sangre nueva. Esta boda coincide con la de Rahim Aga Khan, hijo del Aga Khan y futuro jefe en el nuevo trabajo de la infanta Cristina, en Ginebra. Entre los nobles y ricos invitados aún no sabemos si estarán amigos españoles o entrañables princesas alemanas disfrutando de aire puro y champán.
Comienza el curso político y escolar. Los hijos de los duques de Palma lo iniciarán estrenando casa y colegio, la Escuela Internacional de Ginebra, donde el curso mínimo no baja de 30.000 euros. He impartido allí una conferencia sobre los derechos de las minorías. Me asombró no solo la diversidad cultural de su alumnado, sino la calidad y el altísimo nivel de información que manejan. Esa calidad educativa hará que, paradójicamente, los nietos del Rey con mejor formación académica sean los Urdangarin Borbón. ¿Tendrán más soltura social y en idiomas Juan Valentín y sus hermanos que sus primas Leonor y Sofía? Durante el primer trimestre, mientras se adaptan a Suiza, en España se continuará con la rehabilitación de las caderas del Rey y de la Corona. Apoyos y muletas no faltan.
No le sobran apoyos en el PSOE a Carme Chacón, exministra de Defensa. Su experiencia le ha hecho ver que es mejor poner tierra, mar y aire de por medio y esperar a ver cómo va el curso aquí y en el Miami Dade College, donde impartirá clases. Chacón aseguró que abandonaba su escaño, pero que continuará en política. La exministra engrosará la lista de pasajeros del puente aéreo Madrid-Miami. ¡Cómo se gustan estas dos ciudades! ¡Hey!, Julio Iglesias, hizo de Key Biscayne una extensión del ser y del sentir español en Florida. Luego siguieron Alejandro Sanz, Ana Obregón y David Bisbal (¿por qué no recordar esas fotos en South Beach de Chenoa y él, cuando eran novios y todos nosotros vivíamos más despreocupados?).
A Carme Chacón hay que prevenirle de que ciertos tópicos de Miami son falsos: ¡Sí, se habla inglés! A la ciudad la han nombrado la más limpia de EE UU y cada vez hay más sajones mudándose allí. ¡Está supermal visto quejarse del aire acondicionado! “Es lo peor de los españoles, apenas llegan te estropean el ac (abreviatura de air conditioning, que allí se dice ei si)”, se quejan las anfitrionas sudamericanas. Otra cosa: ¡No se debe criticar la comida! “Si tanto vas a extrañar la dieta mediterránea, mejor no vengas”, se defienden los de Florida, hartos de nuestros comentarios sobre sus cangrejos king size y sabor a nada. Aunque puede haber una salida, Carme: un mercadito orgánico bien abastecido, pero muy concurrido, al final de Lincoln Road. No tiene señalización y te orientas por la larga cola de europeos aterrorizados por la comida hormonada que come con gusto la población local. Un poco como en el PSOE.
En Montecarlo y en Ginebra hay bodas, y en Ambiciones, Ubrique, comida y una fiesta de primera comunión que terminó fatal. La primera comunión de Julia, la hermanita de Andrea Janeiro Esteban, se ha convertido en el nuevo caso Nóos de la televisión, propiciando el regreso del universo rosa chillón a nuestras pantallas. Así como en La Zarzuela, el “Jefe” es responsable de la casa, en Ambiciones también es el padre de familia, don Humberto, el que recibe las críticas y la reprobación. Jesulín, el único príncipe de Ambiciones, invitó a su padre, pero lo hizo a través de un hermano, como indicándole que si venía generaría tensiones. El abuelo calificó esta conducta “como de un sinvergüenza” y en la tele enloquecieron de gusto porque hablar de Ambiciones y los Ubrique te deja con mejor cuerpo que criticar monarcas o investigar ordenadores de Bárcenas custodiados y tuneados en el PP. Al no ir el abuelo, fastidió la exclusiva, la dejó coja. En una pausa de publicidad se afirmó que la boda de Víctor Janeiro con Beatriz Trapote no se podía realizar en Ambiciones porque en la finca hay goteras, la piscina está atascada y los jardines no presentan buen estado. Todo por la mala administración del pater familias.
Observando los líos que se forman en esa casa cuando hay una ceremonia familiar, parece que los novios estarían más seguros celebrando su matrimonio en otro lugar. En Ginebra, por ejemplo. Hemos regresado a nuestros orígenes: hablar de los Janeiro en vez de los Urdangarin. Así seguiremos un curso más, sin aprobar en economía, pero con actitud positiva, hasta que alcancemos la recuperación de 2016.
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