Renunciar a la selección
Los deportistas lucharon mucho, a través de sus asociaciones, para llegar a ser tratados como unos trabajadores más. Incluso hicieron huelgas históricas. Jugar en la selección española es un trabajo, aparte de un orgullo inigualable. Y, como en cualquier trabajo, los empleados cumplen con las decisiones de sus superiores, ya sea el director de un periódico, de una tertulia, o el director-seleccionador del equipo nacional de baloncesto.
No es una cuestión de libertad. Negarse, unilateralmente, a jugar con España, debería tener sus consecuencias. Como en cualquier trabajo. Sin embargo, a todo el mundo le parece bien que un tenista se niegue a jugar la Davis, o que un baloncestista “pase” de lo que diga Orenga, el seleccionador jefe. Pues vale: voy a probar con mi jefe a ver qué pasa, y les cuento.— José Luis Gardón.
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