¿Cuánto vale un tuit de Miley Cyrus?
Un comentario de la cantante reabre el debate sobre el patrocinio de la actividad en redes sociales de los famosos
La actriz y cantante Miley Cyrus tuvo un vuelo memorable el pasado 3 de julio, cuando fue hasta Silicon Valley (California) en mitad del tour de promoción de su nuevo disco. No fue el viaje en sí lo que hizo del desplazamiento algo tan célebre sino que, una vez aterrizada, tuiteó ante sus 12 millones de seguidores un entusiasta agradecimiento a la empresa BlackJet, que organiza vuelos privados. Cinco días y 2.200 retuits más tarde, la compañía reconocía para The New York Times que “le habían agradecido” el tuit de alguna forma no específica.
El caso fue sonado por ser un ejemplo perfecto de cómo la frontera entre las opiniones de un personaje público y la publicidad se está diluyendo desde que los famosos vuelcan parte de su imagen en redes sociales. Así como el apoyo de marcas comerciales por parte de celebridades está ferozmente controlado en los medios tradicionales, Twitter es todavía una laguna legal donde no hay diferencia entre el entusiasmo personal hacia un producto o servicio y el patrocinado.
Sin embargo, es perfectamente posible que Cyrus no sea de las que más beneficios ha sacado de esta práctica. La agencia de social media IZEA, que se vanagloria en su página web de que coloca a sus clientes en tuits de famosos, publicaba hace unas semanas una lista con los precios que cobran algunas celebridades por promocionar productos de otros. Así, se sabe que Khloe Kardashian, secundaria en el reality de su hermana la superestrella Kim Kardashian, se hace con 13.000 dólares (unos 10.164 euros) por promoción, lo mismo que el actor Jared Leto. Snookie, protagonista de Jersey Shore, otro reality, gana 7.800. El exboxeador Mike Tyson, 3.250.
Esas son las cifras confirmadas, las de personajes famosos de segunda fila. Los ingresos adicionales de las estrellas son más difíciles de conocer con exactitud según el alcance de su influencia. Las fuentes más fiables sospechan que aún no se han superado los 39.000 dólares (unos 30.490 euros) que ingresó Charlie Sheen el día de 2011 que se abrió una cuenta en Twitter, solicitó un becario a través del sitio Interships.com y logró que el sitio recibiera atención mundial y unas 80.000 solicitudes de empleo. Los beneficios de Kim Kardashian por tuitear las virtudes de pintalabios y otros productos de belleza oscilan entre los 10.000 y 15.000 dólares según las fuentes. De Justin Bieber, que el pasado mayo se vanaglorió de las flores que le había regalado a su progenitora el Día de la Madre gracias a cierta empresa distribuidora, no hay cifras conocidas.
La cuestión no es que los famosos promocionen o no, matizan desde la FTC, autoridad reguladora estadounidense, sino de que alerten de que se están beneficiando con un mensaje. Pero las marcas todavía se mueven más rápido en Twitter que la legislación, y ponerle límites a esta práctica está resultando escurridizo. Existen regulaciones federales en Estados Unidos que obligan a clarificar los contenidos pagados, pero ninguna que aclare cómo.
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