El gran Vicente del Bosque
Más allá de sus valores futbolísticos, que sin duda los tiene, Vicente del Bosque demuestra con su sencillez continuada que un mundo en el que prevalezcan los valores es posible. Verle dominando los nervios sentado en el banquillo durante los penaltis ante Italia, reconocer que Grande eligió a los tiradores porque estaba más sereno, felicitar al seleccionador rival como primer acto tras la victoria, alabar a los italianos por dignificar el fútbol con su actuación, su mesura pacífica y benevolente en las discrepancias con los árbitros, pone de relieve que un mundo mejor, con la humildad y la sencillez junto al saber hacer como símbolos de lo ético y correcto, es posible. Yo quisiera muchas personas como él en la escena pública.
Aunque la selección que dirige finalmente no haya ganado, usted es mi ídolo, señor Del Bosque.— Dionisio Rodríguez Castro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.