A vueltas con el casco

En una carta publicada el domingo 2 de junio, Rafael Matesanz expone sus argumentos en favor de la obligatoriedad del casco para circular en bicicleta en zonas urbanas. Estoy seguro de que se habrá dado cuenta en su trabajo de que una parte importante de donantes de órganos han sido víctimas de accidentes domésticos en situaciones aparentemente banales (resbalones en bañeras y escaleras, accidentes en la cocina...) y sobre todo en accidentes de tráfico que no impliquen ciclistas. Por lógica, debería ser su deseo que el casco fuera también obligatorio en casa y para todos los que viajen en coche. No estoy de acuerdo.

En mi opinión, la mejor estrategia para disminuir los accidentes en ciudad es... ¡disminuir los accidentes! Es decir, evitar en lo posible situaciones peligrosas, separando los dos tipos de tráfico (carriles bici), reduciendo la velocidad de los coches, reduciendo el tráfico (transporte público eficiente y barato) y también educando a los conductores a ser más respetuosos.

Es una solución que necesita más trabajo e inversión y no es de extrañar que algunos políticos prefieran un parche barato como el casco obligatorio, una imposición poco hace para reducir el riesgo de accidentes. De todas formas, nunca estará prohibido llevar casco, incluso en casa, para los que quieran.— Sergio Rezzonico. Ciclista urbano.