Un poco de humanidad
Margarita, vecina de Madrid, soltera, vive sola en un segundo piso sin ascensor. Por problemas de salud, tuvo que hacerse unas pruebas en el hospital. Debido a su situación personal y por no poder valerse por sí misma (está paralítica), una ambulancia la recogió en su domicilio.
Estaban de huelga ese día, por ello los servicios mínimos para reivindicar sus derechos, decidieron dejarla “plantada” en la calle y no subirla a su domicilio.
Señores, por favor, tengan un poco de decoro y de humanidad ante estas situaciones.— Marisa García García.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.