Cuestión de tiempo
Lejos quedarán aquellas imágenes de la infanta Cristina donde veía jugar a Iñaki Urdangarín cuando éste era jugador de balonmano. Unas imágenes sencillas y sinceras como cualquier pareja de enamorados. Años más tarde, la rebeldía de un marido dedicado a otros quehaceres fuera del deporte, y su implicación, le traerían a Cristina unas consecuencias ligadas a la justicia. Porque tan sólo era cuestión de tiempo el que la infanta tuviese alguna relación. Es imposible que las esposas de aquellos que presuntamente cometen algún delito no tengan absolutamente nada que ver o desconozcan absolutamente todo. Como Ana Mato.
Burlar a la justicia cuando se es mujer e hija del rey de España puede ser fácil. O esa es la impresión que puede causar. De ahí que la Casa Real muestre su sorpresa. ¿Mi hija? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¡De eso nada! El comunicado real ha sido el primer ataque del Don Juan Carlos. Un rey que a lo largo de los últimos meses ha perdido reputación, credibilidad y sostenibilidad en un Estado que de por sí ya tiene una gran crisis. Ahora, se acumula otra más. La Casa Real se ha mantenido firme a una estrategia de comunicación dedicada a “apartar” tanto a Urdangarín como a la infanta de los actos oficiales. Pero ese “apartar” tiene la consecuencia de ir “acumulando” curiosidades y por tanto dudas al no ser respondidas.
La presión que ha ejercido el ex socio de Urdangarín ha llevado por fin a que el juez tome una decisión firme: intentar esclarecer si la infanta tomó partido en las actividades del Instituto Nóos. El próximo 27 de abril, fecha fijada para la comparecencia, la hija menor de rey hará historia al presentarse a los juzgados de Palma de Mallorca. ¿Moverá esta vez ficha el rey Juan Carlos o se apartará también del tema?
Imagen de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en 1999, por Julián Martín (Efe)
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