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“Creo que soy hija de Juan March”

Una mujer de 65 años logra la exhumación del magnate para una prueba de paternidad

Ana Gallart.
Ana Gallart.TANIA CASTRO

Ana Gallart (65 años) lleva dos cadenas con dos medallas idénticas colgando del cuello: contienen la imagen de la virgen de Montserrat. Una es de ella; la otra perteneció a su hermana gemela. Ambas fueran entregadas en adopción. Durante la conversación las toca varias veces. Desde hace cuatro años, Ana está investigando quiénes son sus padres biológicos. Todo, dice, apunta al financiero Juan March, fallecido en 1962, quien fue el mayor banquero de España que creció bajo el palio de Franco y murió en 1962 tras pasar a la historia como el gran magnate de las finanzas españolas en la primera mitad del siglo XX.

Desde hace dos días el teléfono de Ana Gallart no ha dejado de sonar. “Ahora ha parado un poco”, dice tras responder a unas preguntas en directo para la radio. Tomando un café en la terraza de un modesto bar de su calle, en un barrio obrero de Valencia, Ana detalla su historia y explica cómo concluyó que su padre es el famoso empresario de Mallorca. “Creo”, dice, “que soy su hija”.

Cuenta que su vida transcurrió ignorando su adopción y por tanto quién era su padre biológico. Aunque Gallart reconoce que comenzó a sospechar algo cuando pidió la partida de nacimiento para poderse casar. El documento ponía que era hija de “padres desconocidos”.

Feli y Víctor, sus padres adoptivos, le pidieron entonces que no indagase sobre su familia biológica por miedo, según cuenta, a que la reclamasen y les dejara. Feli tiene ahora 96 años y está aquejada de una demencia senil que le impide ser consciente de la situación.

Pero en un momento Ana decidió investigar a fondo. “Pensé que ya está bien: quiero saber quién soy, quiénes fueron mis padres biológicos, y de dónde vengo yo”. Tras pleitear en Palma y lograr el permiso para consultar sus expedientes, hace un año pudo averiguar que su madre biológica era una tal Rosa, que falleció a los 62 años. Ana no la conoció ni a ella ni a sus dos hijos, que también están fallecidos. “He llegado tarde para conocer a mucha gente”, resalta.

Al parecer, el 23 de diciembre de 1947, la cocinera de la casa de los March, Rosa, dio a luz en Palma de Mallorca a dos niñas, Ana María y María Rosa, que tuvo que dejar en adopción en la inclusa. Según cuenta Gallart, las niñas, eran gemelas y su padre, Juan March. Ocho meses después de nacer, María Rosa murió y Ana fue dada en adopción. Tenía dos años y medio.

Tras gestiones de años ha logrado algo inusual: la exhumación de Juan March y el posterior análisis de ADN, Ana dice que ha invertido casi 10.000 euros solamente en el procedimiento judicial. Con su pensión no contributiva, la prejubilación de su marido y la pensión de viudedad de su madre, no llega para pagar las abultadas minutas de los abogados, ni los anticipos de los grandes gastos de la exhumación, ni siquiera los numerosos viajes que lleva años realizando a Palma de Mallorca, donde ha removido cielo y tierra para encontrar los testimonios que dieran sentido a lo que entiende es su pasado.

Sus hijos, sus amigos y las personas que la aprecian y creen en su causa le han prestado el dinero, según dice “a fondo perdido”, para que pueda finalmente saber si su investigación ha dado los frutos esperados.

Los restos de Juan March fueron exhumados el pasado jueves para realizar las pruebas de ADN que resuelvan este enigma. El resultado se conocerá en las próximas semanas.

Pero hay quien ve en esta petición no solo el deseo de una mujer de saber quién fue su padre, sino la intención de reclamar parte de una gran fortuna.

Ana Gallart admite que en caso de un resultado positivo, parte de la herencia del millonario Juan March podría pertenecerle. Por eso, si se confirma que el banquero fue su padre, se cambiará el apellido para poder solicitar la herencia y, además, cerrar un capítulo familiar que todavía sigue abierto.

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