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Una reclamación de paternidad con muchos millones en juego

La política conservadora Rachida Dati reclama la paternidad al empresario Dominique Desseigne, un exnotario de 68 años que heredó el imperio de casinos y hoteles de su esposa fallecida

Rachida Dati, fotografiada en el palacio del Elíseo en noviembre de 2008, en su época como ministra de Justicia del Gobierno de Nicolas Sarkozy, embarazada de su hija Zohra.
Rachida Dati, fotografiada en el palacio del Elíseo en noviembre de 2008, en su época como ministra de Justicia del Gobierno de Nicolas Sarkozy, embarazada de su hija Zohra.STEPHAN GLADIEU (CONTOUR BY GETTY IMAGES)

Dominique Desseigne luce un bronceado permanente y viendo sus fotos cualquiera podría deducir que tiene aspecto de lo que es: un baranda de casinos de lujo y de hoteles y restaurantes llenos de estrellas. Pero la vida de la gente suele ser bastante más compleja que su imagen, y bajo esa fachada de vividor noctívago y trasnochado se esconde un hombre reservado, madrugador, deportista y abstemio, que desayuna almendras con un vaso de agua templada para mantenerse en forma, que muy rara vez se deja ver en las fiestas mundanas de París o de Cannes, y que guarda en el fondo de su leyenda de triunfador social y campeón de los negocios lujosos una tragedia inmensa, novelesca.

Este hombre de 68 años, que es padre de dos hijos de 26 y 22 años (Alexandre, MBA en Empresariales, y Joy, estudiante de filosofía), saltó a las páginas de los periódicos de medio mundo en mayo de 2007, cuando organizó la fiesta del triunfo electoral de Nicolas Sarkozy en la prohibitiva brasería del hotel Fouquet’s, situada en el chaflán de la avenida Georges V con los Campos Elíseos.

Cuando Sarkozy bajó de la limusina alquilada y el flemático Desseinge le recibió en la puerta del garito rodeado de una fauna eufórica –empresarios, deportistas, políticos, vedettes del espectáculo, rubias auténticas o postizas, ricachones y secundarios en busca de cargo oficial–, los periodistas declararon inaugurado el reinado del presidente bling bling (hortera), pero muy pocos televidentes supieron decir quién era o cómo se llamaba el elegante mesonero del conquistador.

Cinco años y medio más tarde, Dominique Desseigne sigue bronceándose en la sombra, pero es bastante más famoso que entonces, casi se diría que a su pesar. Hoy, muchos franceses saben que DD formó parte del círculo íntimo de Sarkozy desde que los dos eran jóvenes y pequeñoburgueses (el primero más que el segundo), cuando ambos compartían la admiración por las gestas napoleónicas, el dinero, el lujo y el derecho –Desseigne se hizo notario; Sarkozy, solo abogado–, y que los dos se casaron con dos apuestas damas de postín, Cécilia y Diane, íntimas amigas desde que, de niñas, triscaban y cavaban por las playas más chics de Normandía.

Desseinge organizó la fiesta del triunfo electoral de Sarkozy en la prohibitiva brasería Fouquet’s. Se inauguraba así su presidencia bling bling (hortera), pero pocos sabían quién era el elegante mesonero del conquistador

También se sabe que al expresidente siempre le gustó retirarse a descansar de su frenética e ineficaz actividad en los establecimientos que gestiona Desseigne como presidente del grupo Lucien Barrière, un imperio que factura 1.000 millones al año y cuenta con más de 100 restaurantes, 40 casinos y una veintena de hoteles, algunos tan despampanantes como el Majestic de Cannes, varios en La Baule y el Royal y el Normandy de Deauville, donde Sarkozy convocó el famoso G-8 de mayo de 2011 en el que se remató, durante un sórdido paseo con Angela Merkel, la actual ruina del sur de Europa.

El caso es que Desseigne es conocido hoy, sobre todo, por eso que los castizos llaman un suponer. Por ser el supuesto padre putativo de Zohra, la pequeña hija única de Rachida Dati, aquella fresca y alegre ministra de Justicia, la primera de origen marroquí, que, tras convertirse en imagen de marca de la igualdad –generacional, sexual, racial– del nuevo régimen sarkozysta, se quedó embarazada en 2008 para acabar dejando el Gabinete de François Fillon, mientras la prensa rosa, amarilla y supuestamente seria de medio mundo se dedicaba a hacer quinielas de posibles padres de su criatura.

La lista de las liasons que, según informó la canalla, Dati mantuvo en aquellos días de vino y rosas ha sido resumida por los abogados de Desseigne, que intentan demostrar que su casi septuagenario jefe no tuvo nada que ver con ese nacimiento globalizado, e incluye hasta ocho candidatos: DD, un presentador televisivo, un ministro, un presidente de empresa, un expresidente del Gobierno español, uno de los hermanos de Sarkozy, un fiscal general catarí y un heredero del imperio de lujo.

Dominique Desseigne, en París en 2010. Rachida Dati reclama a este exnotario reciclado en empresario de casinos la paternidad de su hija de tres años, Zohra.
Dominique Desseigne, en París en 2010. Rachida Dati reclama a este exnotario reciclado en empresario de casinos la paternidad de su hija de tres años, Zohra.ERIC PIERMONT (AFP)

La exministra, hoy alcaldesa del distrito VII de París, parece convencida de que el padre es Dominique Desseigne, y ha pedido a la justicia civil que obligue al exnotario a reconocer su paternidad. Hace unos días, un tribunal civil de Versalles, cerca de París, ordenó a Desseigne que se sometiera a un examen de ADN para determinar su implicación. La niña, de tres años y medio, tendrá que ser sometida a la misma prueba. Pero Desseigne se muestra inflexible y se niega a admitir su responsabilidad. Invoca una “duda razonable” y alega que la política conservadora francesa mantuvo múltiples relaciones cuando él la frecuentaba. El ordenamiento francés no obliga a nadie a someterse a la prueba de ADN, y el señalado no piensa transigir. Según sus letrados, su relación con Dati solo fue “una aventura”. Desseigne ha explicado a sus amigos: “No pienso ceder. Hice lo correcto y no tengo nada que reprocharme”.

Sin embargo, el caso puede ser algo más complicado. Fuentes judiciales han contado a Le Monde que Dati va a decir a los jueces que Desseigne alquiló un apartamento para ella y que visitaba regularmente la casa para ver a la pequeña. Hace tres años, al ser preguntado por Libération sobre su hipotética paternidad otoñal, el empresario respondió: “Sobre este tema solo diré una cosa. Rachida ha empezado una nueva vida, estoy muy contento por ella y le deseo toda la felicidad posible”.

La felicidad es una palabra seria para Dominique Desseigne. Residente en una suntuosa mansión de la Ville Montmorency de París (un enclave de casoplones del distrito XVI que alguien bautizó como “el gueto del gotha”), es actualmente la fortuna número 92 de Francia, con unos 500 millones de euros (según la revista Challenges), ha entrado en la pingüe industria del juego por Internet en una situación muy ventajosa (aliado con la empresa pública que maneja el negocio, según las malas lenguas gracias a sus amistades con la derecha) y domina con sus dos hijos legítimos (cuarta generación de los Barrière: la empresa fue fundada por un burlanga de pueblo en 1912 y festeja este año su centenario) el 60% del grupo.

La lista de supuestas relaciones que mantuvo Dati presentada por los abogados de Desseigne incluye a un expresidente del Gobierno español, uno de los hermanos de Sarkozy y un heredero del imperio de lujo

Aunque tiene 8.000 empleados, el imperio no cotiza en Bolsa y, según cuentan sus camareros a quien quiera oírlo, el patrón lo gestiona de forma tan familiar como personalista y pulcra –la leyenda afirma que Desseigne vigila incluso si los tenedores están limpios y bien colocados, y añade que un día devolvió unas rodajas de limón porque no estaban bien cortadas.

Después de haber sobrevivido a una fusión con el grupo hotelero Accor (2004) y de haber escapado de las garras de un par de fondos buitre (primero, Colony Capital; luego, el de Catar) que le intentaron convencer de que vendiera sus 240.000 metros cuadrados de inmuebles para jugar a las finanzas, Desseigne se asoció el año pasado con otro tenista aficionado, Marc Ladreit de Lacharrière, número 71 en el ranking de los ricos galos, amigo de Sarkozy y propietario del holding Fimalac, que es dueño de la agencia de calificación Fitch y a la vez de Vega, la primera empresa gala en explotación de salas de espectáculos y eventos deportivos.

Pero, como se apuntaba al principio, la vida de este prudente mujeriego que presume de no haber apostado nunca a la ruleta y de no cobrar dividendos el año en que el negocio no crece tiene detrás su gran tragedia. Todo parecía un sueño hasta 1995. Hijo de un médico y hermano de una psiquiatra, Desseigne se casó muy joven con Diane, la preciosa hija adoptiva y única heredera de Lucien Barrière. Se conocieron bailando en el mítico club Chez Régine. Él montó su despacho de notario en el bulevar Saint Germain, y la heredera, criada en hoteles, gestionaba la empresa.

El 16 de julio de 1995, Diane, que tenía 38 años, se montó en su pequeño avión privado Beechcraft para ir desde Saint Tropez –donde se había instalado sola durante una temporada– hasta La Baule, donde la esperaban sus hijos y su marido. Tras una hora de vuelo, el avión cayó a tierra en picado. Murieron el piloto y el copiloto.

Diane Barrière se salvó, pero quedó tetrapléjica, con una invalidez del cien por cien y quemaduras muy graves. Sobrevivió así seis años, antes de apagarse a los 44. Durante todo ese tiempo, según han contado sus amigos, Dominique Desseigne vivió seis días a la semana en el hospital.

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