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Sobre la publicación de un libro en Perú

Tomàs Delclós

Raúl Hernández Asensio, director de actividades y educación del Instituto de Estudios Peruanos, ha remitido una carta sobre la información titulada Terrorista, militar, cura y profesor: una biografía resume 30 años de Perú. La noticia se refiere a la publicación del libro Memorias de un soldado desconocido. Autobiografía y antropología de la violencia de Lurgio Gavilán. El lector advierte en su mensaje que la noticia alberga afirmaciones que inducen a error y contribuyen a transmitir una imagen distorsionada del mundo editorial y académico peruano". Según se señala, "La obra no se ha publicado aún en Perú por la sensibilidad ante el conflicto". Esto es falso. El libro en cuestión es una coedición entre la Universidad Iberoamericana de México, donde el autor realizó su doctorado, y nuestra institución, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), de Lima. El texto, por lo tanto, ha sido publicado en simultáneo en Perú y México, sin que haya habido ningún tipo de presión, retraso o autocensura, como parece sugerir el texto, debido a "la sensibildiad ante el conflicto". Al final del primer párrafo se señala que "uno de los antropólogos peruanos más prominentes (...) Carlos Iván Degregori, leyó el borrador inicial de su libro y recomendó su publicación. Cuando éste falleció en 2011, la edición peruana quedó en suspenso". Esto es igualmente falso, ya que para el momento del fallecimiento de nuestro colega y ex director (mayo 2011) el texto aún no contaba con una versión definitiva y no había sido presentado aún al Instituto de Estudios Peruanos para su publicación. Una vez recibida la versión final del manuscrito, en octubre de 2011, el texto siguió el procedimiento editorial normal y fue publicado apenas doce meses después. Este es un periodo de tiempo más que razonable para la publicación de un libro académico, en Perú y en cualquier parte del mundo. Entendemos que estos errores proceden del hecho de que la autora del artículo se ha limitado a consignar la información procedente del autor, a quien obviamente no se puede exigir el conocimiento detallado de todos los pormenores del proceso editorial. Contra lo que debería ser una práctica habitual en periódicos como EL PAÍS, esta información no ha sido verificada, lo que supone una dejadez y una falta de profesionalidad por parte de la periodista". "Habría bastado con pasar por cualquier librería de Lima (o por la feria del libro) para ver que el texto estaba en las estanterías, disponible para cualquier interesado. Es posible que con estos juicios la autora quisiera presentar una historia "más emocionante" y una imagen más "exótica" del Perú, acorde con los estereotipos que, lamentablemente, aun se manejan en círculos progresistas europeos. Sin embargo, supone también una falta de respeto por las instituciones que, como el IEP y muchas otras, desde el Perú tratamos de mantener viva la memoria profesional y humana de Carlos Iván Degregori, participando y alentando los debates en torno al periodo de violencia política que sufrió nuestro país.

Remití la carta a la autora de la información. En el texto publicado no se menciona que se trata de una coedición de la Universidad Iberoamericana y del citado instituto peruano. Con respecto a otros aspectos, ésta es su respuesta:Me refería a que la edición peruana quedó en suspenso cuando murió Carlos Iván Degregori y Lurgio Gavilán se fue a estudiar a México. Cuando entrevisté a Lurgio, me dijo que no sabía cuando el Instituto de Estudios Peruanos publicaría el libro en Lima y yo no indagué más, porque me interesaba destacar que el libro iba a presentarse el lunes 29 en México. En ese momento, el IEP no había hecho ningún anuncio de la edición en Lima y yo no averigüé con ellos porque pensé que el autor estaría bien informado sobre el ritmo de edición de su libro en Lima. Quizá me confié demasiado y debí preguntar a IEP, pero yo estaba enfocada en preparar un texto que sintetizara la historia de Lurgio y no estigmatizarlo en asuntos tan delicados como el haber pasado un par de años en Sendero Luminoso en su niñez. El 30 de octubre yo viajaba a dar dos charlas en un festival en Bogotá (sobre miedo y víctimas en conflictos armados y conflictos sociales) y no tuve tiempo de ir a la feria del libro inaugurada ese fin de semana donde pusieron a la venta el texto de Gavilán. No he podido confirmar si el libro estuvo disponible desde la inauguración de la feria o a raíz de la publicación de la nota en EL PAÍS. El libro no estaba aún en librerías, entonces no hubiera podido encontrarlo allí, como sugiere el autor de la carta.Conversé antes de entrevistar a Gavilán, con dos personas que conocían los manuscritos de 2006 de Lurgio y que compartió con investigadores de la violencia en el Perú. Desde esas fechas, comentaron las dificultades de dar a conocer esa biografía, tal cual estaba, justamente por las disputas de la memoria (sobre la violencia en el Perú). Uno de los investigadores que sugirió modificar algunas partes del texto, preservar nombres de personas y comunidades, fue justamente Carlos Iván Degregori (y eso me lo comentó uno de los investigadores con quien conversé y el propio autor). Cuando aludo a las dificultades de abordar estos asuntos (de las disputas de la memoria del conflicto armado interno) me refiero a los debates públicos que hay en el Perú desde 2003, en los que un sector político y económico con poder real critica el informe final de la Comisión de la Verdad -y hasta ahora lo hace-, intentando atribuirle una posición a favor de Sendero Luminoso, lo cual no es cierto: de ese modo combate una manera de entender y relatar lo ocurrido entre 1980-2000. Otro espacio, distinto, académico, es la realidad del Instituto de Estudios Peruanos, que publica regularmente investigaciones académicas sobre memoria y violencia. Me sorprende que el autor de la carta aluda a un intento por mi parte de generar más emoción de modo sensacionalista, infelizmente no conoce mi trayectoria. También me agrede al acusarme de faltar al respeto a la memoria de Degregori o no considerar la seriedad del Instituto de Estudios Peruanos: nada más lejano a ello, si conversara con algunos de sus colegas de su institución o si revisara lo que he publicado en el pasado, antes de mis colaboraciones en EL PAÍS, lo podría fácilmente desmentir.

Comentarios

No nos sorprende este episodio. Los peruanos ya sabiamos de la tendencia de la periodista Jaqueline F. a escribir articulos distorsionados de la politica peruana, favoreciendo siempre la vision romanceada de "luchadores sociales" cuando en verdad son asesinos, genocidas e insanos que pertencen a sendero luminoso (nombre irónico de ese grupo). Ultimamente lograron engañar al propio nobel de la paz Esquivel en Argentina. El ultimo articulo de la periodista sobre el libro escrito por un pobre hombre de nuestras serranias (y al que aplaudo su coraje) ya lo hace com menos tendenciosidad, pero igual se ha revelado su imprecision. Jalón de orejas para ella! Que controle su corazon rojo.
Porque censuraron mi mensaje anterior? Decia que la periodista que escribio la nota, objeto del informe de este artículo, es algo conocida entre la comunidad peruana por su tendenciosidad al romanceo de los actos de la izquierda radical. Esta ideologia está declinando en Peru, porque Sendero Luminoso (vaya nombre de este grupejo!) hizo el favor de desprestigiar la izquierda con su cruel dogmatismo y asesinatos. El Peru moderno no los tolera más. Aun nos duele lembrar el daño que el extremismo de izquierda nos hizo en la década de 80/90. Mas para ser justo se debe decir que en su ultima nota la periodista ha sido un poco más "neutra", pero ha pecado de imprecision.
Tomás, tu silencio asusta. Y lo sabes.

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