_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La indiferencia

Solo los políticos capaces de hacer política nos sacarán de esta, pero cada vez resulta más difícil convencer a los indiferentes de que todos no son iguales.

Almudena Grandes

En las últimas elecciones andaluzas, las encuestas desconcertaron a mucha gente. A mí también. Retrasé la redacción de mi columna hasta el último momento, la envié con el 10% del voto escrutado, y el saldo de un fin de semana de ansiedad fue un análisis absurdo de una realidad ficticia. Nunca más, me prometí a mí misma al día siguiente. Pero lo que no podía imaginar entonces era que hoy cumpliría esa promesa por razones muy distintas.

Ayer hubo elecciones autonómicas en Euskadi y en Galicia. A lo largo de la última semana, en Madrid, donde vivo, el tema de conversación en la calle, en el metro, en los bares, ha sido, una vez más, la crisis, seguida de lejos por la huelga de estudiantes y la mafia china de Fuenlabrada. En Barcelona, donde estuve un par de días, se hablaba de la crisis y de la independencia pero, al menos entre la gente con la que yo estuve, más de la primera que de la segunda. El viernes pasado, los titulares de los periódicos hablaban, como no, de la crisis, encarnada esta vez en Merkel y en Hollande, en la cumbre de Bruselas y en la Unión Bancaria. Sólo en las páginas interiores, aparecían Feijóo y Urkullu, ausentes en la mayoría de las portadas.

Probablemente, esta es la más grave de todas las crisis que padece España. El descrédito de la política ha cuajado en una profunda desafección popular hacia las instituciones democráticas, que la ciudadanía percibe como una fuente incomparable de corrupción. ¿Para qué interesarse por los programas de los candidatos, si ninguno cumple el suyo cuando llega al poder? Cada vez que un ciudadano piensa esto, los especuladores ganan un céntimo más, la salida del túnel se aleja algunos metros. Solo los políticos capaces de hacer política nos sacarán de esta, pero cada vez resulta más difícil convencer a los indiferentes de que todos no son iguales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_