El anhelo de poder de la 'vice' Margarita Cedeño
En la primera legislatura de Leonel Fernández, Margarita Cedeño Lizardo era una abogada divorciada, madre de dos hijos, que trabajaba en el bufete de abogados Fernández y Asociados, propiedad del presidente, con quien mantenía una relación. Él la convirtió en una asesora legal del gobierno y varios de sus colaboradores cercanos notaron la influencia que esta letrada tenía sobre el presidente.
Tras casarse en 2003 con Fernández, antes de su segundo mandato, la actual vicepresidenta rescató a golpe de propagada el papel de la primera dama del país, que su antecesora Rosa Gómez de Mejía creó con un bajo perfil mediático. Una desconocida al asumir el cargo, Margarita Cedeño se fue abriendo camino lentamente en el panorama político. Primero, a base de asistir a todos los actos protocolarios, viajes, reuniones, presentaciones. Donde estuvieran las cámaras y el presidente, estaba ella, discreta, en un segundo plano pero con el elemento suficiente para dar de qué hablar: un sombrero llamativo, un cambio de peinado, un gesto amable a un asistente, generalmente anciano, niño o discapacitado. Luego, asumiendo funciones de relevancia social —y mediática— que desempeñaban otros ministerios y realizando una cuidadosa campaña de relaciones públicas que resaltaba la labor social del organismo que dirigía y de paso, de ella misma.
Desde su despacho, esta abogada, que los más humildes llaman Margot o Mamá, ha desarrollado proyectos sociales que van desde construcción de viviendas y centros educativos hasta rehabilitación de hospitales o ayuda a enfermos y madres solteras.
Ocho años después del enlace era promovida como precandidata a la presidencia por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Abandonó sus aspiraciones en abril de 2011 por razones “éticas” ante los cuestionamientos sobre la doble función de su esposo, quien preside el PLD.
Pero no es un secreto que se debió a la presión de los barones peledeístas porque una recién llegada a la política le estaba restando protagonismo y popularidad a candidatos más veteranos, incluyendo su marido, con quien tiene una hija de nueve años. El hoy presidente Danilo Medina la escogió como compañera de lista para las elecciones de mayo pasado, y muchos analistas locales achacaron su éxito, en parte, a las simpatías que despierta Cedeño.
Pero todo tiene su otra cara y Cedeño ha sido objeto de críticas por las cantidades multimillonarias que recibe su oficina, tanto del Estado como de organismos y oficinas privadas. No le han faltado las acusaciones de despilfarro por su pasión por los sombreros y los bolsos caros. O de de corrupción como la denuncia del presentador de televisión Marcos Martínez denunciara que tenía una cuenta de 43 millones de euros de en el Danske bank de Dinamarca. La acusación provocó un escándalo en plena campaña electoral, llegando a los medios daneses y provocando que esta, tras salir negando entre lágrimas la acusación, demandara judicialmente al periodista por difamación, injuria y falsedad de documentos.
Solo en su primer año al frente del despacho, el presupuesto público de dicho organismo se incrementó en más del 200%. En los ocho años de gobierno consecutivos de Fernández (2004-2012), el presupuesto de la oficina de Cedeño creció en más del 1.000%, al pasar de 67 millones de pesos en 2004 a 700 millones (unos 18,4 millones de dólares) en 2012, según los datos de la Tesorería. Esto no incluye las millonarias donaciones que recibe de empresas privadas, sus colectas y la transferencia de obras por parte de diferentes instituciones públicas, según denunciaba Participación Ciudadana, un movimiento de la sociedad civil que junto a otras organizaciones y el empresariado temían que los programas asistenciales del despacho de la primera dama influyeran en la intención del voto.
Gracias al despacho y a su cultivada relación de amistad-propagandística con los medios de comunicación dominicanos, Cedeño ha alcanzado y mantiene gran popularidad vendiendo una imagen accesible, de mujer cercana y humilde. La relación con sus seguidores a través de las redes sociales han consolidado su posición en la opinión pública nacional. A pesar de que el Despacho está en otras manos, Cedeño ya ha anunciado que coordinará los programas del gabinete social, integrando los proyectos que realizaba como primera dama y de paso quitándole funciones a la nueva, además de "otras funciones que le ha delegado el presidente Medina". Y es que Cedeño no está dispuesta a soltar los proyectos que la han encumbrado y la persona designada para el organismo tendría un presupuesto superior a los 17.000 millones de pesos (335 millones de euros) e influencia directa en al menos siete ministerios: Educación, Salud, Deportes, Cultura, Mujer, Educación Superior, Ciencia y Tecnología y Juventud.
Esa acumulación de poder puede generar una bicefalia en el Gobierno dominicano, con Leonel Fernández de telonero, ya que no es un secreto su aspiración a regresar en 2016 y sus malas relaciones con Medina, un tecnócrata sin carisma que fuera el artífice inicial de su éxito y a quien le debía apoyo político. Aunque la apuesta le puede salir cara a Fernández y Cedeño le arrebate retazos de poder en estos cuatro años porque queda claro que Margarita Cedeño, siga o no el camino de Hillary Clinton y Cristina Fernández, con o sin Leonel Fernández de trampolín, continuará ganando terreno hasta lograr ser la primera mujer en alcanzar la presidencia dominicana.
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