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PORTERA DE DÍA
Columna
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Algunas rubias auténticas

A Aguirre, con el sofocón de la retirada, se le pasó el turno en la pelu y salió a raya descubierta. Paulina, otra morena de nacimiento, ha puesto a caer de un burro a su ex sin ni siquiera nombrarlo

Luz Sánchez-Mellado
Paulina Rubio, en una actuación en Los Ángeles el 25 de agosto.
Paulina Rubio, en una actuación en Los Ángeles el 25 de agosto.MARIO ANZUONI (REUTERS)

Ya que estamos en confianza, voy a contar mi secreto: estoy comidita de piojos. Llevaba unos días con prurito, pero leí en Internet que eso era falta de potasio y me puse a plátano estricto antes de empezar el lunes sin falta la dieta de la piña, que no veas el pandero que he echado con la horchata de almendras de Campello. Como que me encontré el otro día a un pez gordo del curro en el ascensor y me soltó que subir andando es buenísimo para los glúteos. Él, que va de Tony Manero y está para mojar pan, pero una hogaza entera, que aquí ensanchamos todos. Pero a lo que iba, que me pierdo: los parásitos. Voy ayer a teñirme después de semanas en lista de espera y me dice Juanlu, mi peluquero estrella, que ni potasio ni hostias, que lo que tengo es un nido de liendres que ríete tú de las ovejas de su pueblo. Él, que va de cosmopolita por la vida. Total, que ha vetado mi presencia en un radio de cinco kilómetros de su templo, y aquí estoy, en plena rentrée, con unas raíces de siete centímetros.

Algunas rubias de hecho, pocas, damos el pego, pero tenemos nuestras servidumbres. Mira si no a Esperanza Aguirre el día de su dimisión presuntamente definitiva. Llámame pécora, pero mientras todos estaban pendientes de si echaba o no la lagrimita, a mí se me iban los ojos al pelo. Se ve que a la lideresa, con el sofocón de la retirada, se le pasó el turno en la pelu y salió a raya descubierta a decirle a Rajoy ahí te quedas. Eso es un cortafuegos como está mandado y no los que quiere Soraya que talen gratis los parados. Hablando de castañas oscuras casi negras, daba pena de ver a Ignacio González con el marronazo por el liderazgo que le ha dejado la jefa en herencia. No ha dicho el pobre ni esta boca es mía y ya están Dolores de Cospedal y Ana Botella, otras dos que tal se tintan, segándole la hierba bajo los castellanos de borlas.

Y es que hay algunas que ni perdonan, ni olvidan. “Del amor al odio hay un paso”, declara, enigmática, Paulina Rubio en la portada de Vanity Fair, versión española. Imagino que se refiere a su ex y padre de su hijo, Nicolás Vallejo-Nájera, vulgo Colate, al que pone a caer de un burro en páginas interiores sin ni siquiera nombrarlo, que para eso ella es una diva latina multimillonaria y él, un niño medio bien madrileño. Por cierto, digo que es Paulina porque lo pone así de grande en el título, que si no, no das crédito. Tienes que ver a la mexicana, otra morena de nacimiento –hay pruebas gráficas–retratada en plan vamp rubísima platino con un aire entre Christina Aguilera, Anita Ekberg y Cristina Tárrega que quita el hipo del susto: el sueño del Photoshop produce monstruos.

No quiero terminar estas líneas sin hacerme eco de una primicia planetaria: Shakira está preñada, por si no te habías enterado. Y ahora te dejo, que tengo la cabeza mala. De qué iba a pensar yo a estas alturas que iba a acabar piojosa. Y menos este mes, que le tocan los críos a su padre con la custodia compartida. Seguro que me los ha pegado en pilates una estirada del Opus que tiene a sus siete criaturas en uno de esos colegios segregados de los que Wert quiere subvencionar con fondos públicos. Ahora, yo me declaro insumisa. La que lo hace, lo paga.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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