Aguirre, la ultraliberal

Así que después de 30 años cobrando del erario público como política profesional, ahora la señora Aguirre se reincorpora a la función pública.

Vaya con los ultraliberales: el que no es abogado del Estado es registrador de la propiedad o técnico de información y turismo. Se diría que solo comprenden la necesidad de reducir el tamaño del Estado después de aprobar la oposición.

¿Recuerdan con qué desparpajo cargaba la expresidenta contra los funcionarios no hace tanto? ¡Qué tiempos! Apuesto a que muchos de sus seguidores más entregados se han quedado de piedra al saber que su vida laboral nunca ha estado vinculada —contractualmente, quiero decir— con la empresa privada. Eso sí, tranquilos, que, que se sepa, no está afiliada a Comisiones Obreras o a UGT.

Y en el ámbito ideológico, si bien es cierto que su liberalismo político es más bien vaporoso (pocos políticos han sido más intervencionistas que ella: pregunten si no a Germán Yanke o a José Antonio Zarzalejos), reconozcámosle que en determinados ámbitos económicos su defensa del libre mercado está bien acreditada: al menos aquí en Madrid unas depauperadas sanidad y educación públicas, infrafinanciadas mientras se privatizan estos servicios, nos recordarán durante muchos años su acrisolado liberalismo.— Andrés Albalate López. Alcobendas, Madrid.