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PORTERA DE DÍA
Columna
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Casto Dívar

"Mataría por saber con quién cena Carlos Dívar en los mejores comedores de Marbella. Que me perdone el excelentísimo señor, siempre tan pío regalando rosarios y rezando por el prójimo"

Luz Sánchez-Mellado
Carlos Dívar.
Carlos Dívar.EFE

Llevo semanas mordiéndome la lengua y no me he envenenado ni nada, para que luego me llamen víbora, pero si no lo digo reviento: mataría por saber con quién cena Carlos Dívar. No a diario, qué aburrimiento, sino en esas veladas para dos en los mejores comedores de Marbella que el presidente del Supremo y del órgano de gobierno de la judicatura cargó al erario público. Vale que me meto en la camisa de once varas de mi colega José Yoldi, que fue quien levantó la liebre, una es perra vieja del oficio y cae de hinojos ante una primicia. Pero es que estoy justificando mis comidas de trabajo, y me piden de contabilidad hasta una muestra compulsada por el CSIC del ADN de mis fuentes para reintegrarme la pasta. Y eso que estamos hablando de menús del día, pinchos o todo lo más Mcpollos, que una, aparte de estar a dieta perpetua, tiene complejo de pobre. Yo comprendo que está la cosa muy mala, que no está el horno para bollos y que vamos todos en el mismo barco tocado esperando que nos reflote la UE, pero no veo de recibo que a unos les exijan tanto y a otros tan poco.

Que me perdone el excelentísimo señor Dívar, siempre tan pío regalando rosarios y rezando por el prójimo, pero con tanto secretismo sobre su compañero de veladas ha conseguido el efecto contrario. Quien más, quien menos, se hace cruces con la identidad del susodicho. Y conste que utilizo el masculino como genérico siguiendo los mandamientos de la Santa Madre RAE y su profeta el profesor Blecua. Por ahora, tanto el alcalde de Málaga como la de Marbella, peperos de pura cepa, ni confirman ni desmienten que fueran ellos los llamados a las cenas. Vale, dirán algunos, también negó tres veces San Pedro a Jesús de Nazaret y en Nochebuena hizo 2012 años del cristianismo. Por cierto que, ahí donde le ves tan serio y circunspecto, Dívar nació en Nochevieja. Siete décadas le cayeron con las últimas campanadas, quién iba a decirnos que nos daría la suya propia en vísperas de jubilarse. Su señoría no había dado un ruido en su carrera.

Pero con sus cenas en Villa Tiberio y Puente Romano pagadas a escote por todos nosotros ha dado el cante más que la Callas con Casta Diva, el aria central de Norma, de Bellini, toma referencia, para los que dicen que solo escucho Quítate el top, el hitazo de Kiko Rivera para este verano.

Para mí que ha sido el cargo lo que le ha dado alas a Dívar. Pobre, si él cuando está solo es un asceta que se va a la cama con una tortillita francesa como Suárez en sus mejores tiempos. Te advierto una cosa: a mí me ponen siete guardaespaldas con sus armas reglamentarias y tres cochazos de alta gama para llevarme de puerta a puerta, y me creo la reina del mambo. Solo así me explico que, con una nómina de 130.000 eurazos al año, el segundo servidor público mejor pagado del reino después de Su Majestad el Soberano pase al cobro los gastos de sus particulares findes de placer y trabajo, arriesgándose a dar tres cuartos a pregoneras como esta servidora, ¿o no habíamos quedado en que el César, además de honrado debía parecerlo, aunque esté soltero y sin compromiso, que se sepa?

Hablando de voceras, para papelón en esta película, el de Gabriela Bravo. Tenías que ver a la portavoz del Consejo, presidenta que fue en su día de la Unión Progresista de Fiscales, ejerciendo de escudera de su jefe con un careto de circunstancias que ríete tú del de Letizia en según qué eventos. Me quejo yo de mi curro, pero para cuchillos voladores, los de ese templo laico.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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