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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El festejo de Isabel II

Al cumplir los 60 años de su reinado, la popularidad de la monarca británica está en su punto álgido

MARCOS BALFAGÓN

Llegó muy joven al trono, con 26 años. Seis décadas después, en la celebración de diamante de su coronación, la reina Isabel II de Inglaterra puede estar satisfecha. La monarquía bate récords de popularidad en Reino Unido, y también es cabeza de la Commonwealth. A su respetable edad, 86 años, es la monarca británica que ha vivido más, y solo está situada por detrás de la reina Victoria en tiempo en el trono. Es también la jefa de Estado más longeva del mundo. Ha visto mucho.

Probablemente estuvo a punto de perder el apoyo de sus súbditos —formalmente aún se llaman así— cuando tras la muerte en agosto de 1997 de Diana, princesa de Gales, no supo calibrar la pena que invadió al pueblo británico. Pero, bien aconsejada por el entonces primer ministro Tony Blair, rectificó y con unos simples gestos salvó su imagen y la de la monarquía.

La popularidad de la corona británica no se debe solo a esos factores ni mucho menos a un avejentado príncipe Carlos, en quien Isabel II no parece pensar en abdicar pues volvería a abrir un precedente que socavaría el valor de la corona, sino al aire fresco y de modernidad que ha entrado en la Familia Real con la boda del príncipe heredero, Guillermo, con la plebeya Kate Middleton.

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Los fastos de estas celebraciones se han llevado con la belleza y perfección que dominan los británicos en sus grandes ocasiones. En época de crisis, nadie ha protestado, pues los británicos saben que la reina o la corona no es un problema, sino que por el contrario ha aportado continuidad a lo largo de 60 años llenos de momentos difíciles, y es símbolo de patriotismo.

El espectáculo y el boato de esta conmemoración, con esas imágenes de una anciana en carroza digna de un cuento de hadas, no han chocado a la sociedad británica, la más clasista de Europa. Y han llegado al mundo entero y contribuido probablemente como ningún otro factor a la Marca Británica, como el rey Juan Carlos lo está haciendo estos días en América Latina respecto a la Marca España en momentos muy difíciles. Con una diferencia. Ellos pueden cantar el God save the Queen. Nosotros solo escuchar el himno nacional.

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