Tequila, ¡menudo trago!

Para empapuzarse de los secretos del tequila hay que viajar hasta el estado mexicano de Jalisco, donde se producen cada año más de 250 millones de litros anuales de esta bebida espiritosa con retrogusto a frontera. Preparad sal y limón. O no, si el tequila es bueno.

Básicamente existen cinco tipos de tequila: blanco, joven u oro, reposado (un mínimo de dos meses), añejo (un año como mínimo en barricas) y extra añejo (tres años como mínimo en barricas).

Los puristas recomiendan el tequila blanco (si es bueno, claro); y tomarlo “derecho”, es decir: solo, despacio y sin aderezos. Dicen que así se aprecian mejor los aromas y matices del agave, sin interferencias con la madera de las barricas donde se envejece. A mí me gusta en Margarita.

El tequila se obtiene a partir de la fermentación y destilado del jugo de la piña del agave azul o maguey (Agave tequilana Weber), una especie de pita, tras despojarla de sus punzantes hojas.

Se necesitan entre siete y 10 años de maduración de la planta y unos siete kilos de agave para destilar un litro.

Aunque hoy el tequila no suele faltar en ningún hogar mexicano, no siempre fue así: durante mucho tiempo fue considerado un trago proletario, impropio de clases acomodadas.

Hoy cuenta con Denominación de Origen en cinco estados de México (Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas y Nayarit), con bodegas como Sauza, Cuervo, La Alborada, Casa Maestri, Hacienda de Oro o Los Abuelos que también ofrecen rutas guiadas, actividades y alojamiento.

Sus propuestas están recogidas en la web de la Ruta del Tequila, de donde procede la mayoría de las fotos de esta entrada. Desde 1974, un Consejo Regulador vela por la calidad del producto y rastrea todo lo que se vende bajo la etiqueta "tequila”. También incluye una página dedicada a los “tequilas apócrifos”, aquellos destilados ilegalmente o que no cumplen con los requisitos de la Denominación de Origen. Es decir, lo que España llamamos Garrafón.

Y tú, ¿cómo lo tomas, a sorbitos o de un trago?.