Cuestión de justicia
Entre las monstruosas ejecuciones sumarias aplicadas en China a los malversadores de caudales públicos, tanto políticos como gestores negligentes, y las escandalosas primas y prejubilaciones multimillonarias que se han autootorgado los que han hecho lo propio en algunas empresas, instituciones y entidades bancarias españoles, creo que debería encontrarse un virtuoso punto medio, donde como mínimo nuestra justicia obligase a los malos y temerarios administradores de dinero ajeno que se han enriquecido a costa del pueblo a devolver sus desproporcionados e injustos emolumentos y a compensar debidamente con todos sus bienes presentes y futuros el daño patrimonial causado.— Anna María Goula.
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