Donde ser madre no penaliza
A veces la imaginación y el buen criterio pueden ayudar a rodear un escollo que dificulta atender a dos objetivos. Es el caso de la evaluación y selección de los buenos programas científicos, para dotarlos de la financiación necesaria, y las políticas de acción positiva para las mujeres. ¿Se debe favorecer la presencia de investigadoras en los programas de investigación competitivos asignando a ellas puntos preferentes en las clasificaciones de los científicos y proyectos más destacados? ¿Se corre el riesgo de sesgar el resultado si el objetivo es pura y llanamente seleccionar a los/las mejores?
El Consejo Europeo de Investigación (ERC, en sus siglas en inglés) tiene en cuenta el dilema y lo afronta con un rodeo que da ventaja a las mujeres sin perjudicar la calidad del resultado total. Se trata, sencillamente, de descontar el tiempo que ellas hayan dedicado a sus hijos en los plazos de los proyectos que financia este organismo para jóvenes investigadores.
La idea responde al hecho de que científicos y científicas alcanzan resultados perfectamente equiparables, en los países desarrollados, durante los estudios universitarios, los años de preparación de la tesis doctoral y los primeros años de carrera científica. El problema es que, precisamente en esa edad fructífera profesionalmente, la mujer tiene a menudo que optar entre volcarse en la difícil y altamente competitiva ciencia de primera línea o tener hijos y, por tanto, ralentizar su ritmo de trabajo. Al cabo de unos años pueden haberla dejado atrás sus compañeros que antes estaban en el mismo nivel. La presencia femenina en la comunidad científica, aunque va mejorando en todos los países y en casi todas las áreas, decae a partir de un cierto nivel: menos jefas de laboratorio, menos investigadoras principales, menos presencia en primero puestos en los ranquin, etcétera.
El ERC, el organismo europeo considerado ejemplar por la calidad de la gestión y evaluación de sus programas, por la sólida financiación que asigna y el alto prestigio de los proyectos que aprueba, hace dos convocatorias: la de inicio y la de investigadores avanzados. A la primera se pueden presentar todos aquellos científicos, de cualquier área, que hayan obtenido el doctorado dos años antes, como mínimo, y 12 años como máximo. Aquí esta es la ventaja para las mujeres: las investigadoras pueden descontar hasta un año y medio por hijo en este plazo, de manera que seguirá entrando en el programa de inicio, si lo desean, aunque hayan pasado más de 12 años desde que obtuvieron el doctorado. En el caso de los hombres, sólo pueden descontarse el tiempo que se hayan tomado oficialmente por paternidad en su institución. Solo hay alguna excepción más para quienes hayan sufrido enfermedades prolongadas. En ningún caso se admite la solicitud en este programa de quienes hayan obtenido su doctorado con anterioridad a los últimos 16 años y medio.
Con la excepción de estos descuentos en los plazos, la selección de los proyectos que financia el ERC (hasta 1.500.000 euros en los de inicio y hasta 2.500.000 en el de los avanzados, para cinco años en ambos casos) se realiza exclusivamente por criterios de calidad científica. Las rigurosas evaluaciones de cada solicitud no admiten sesgo alguno por razón de sexo, edad o nacionalidad de quien lidera el proyecto, especifica el ERC en sus estrictas y transparentes normas. No hay cuota alguna por países y se puede presentar cualquier persona de cualquier parte del mundo siempre y cuando la mayor parte de la investigación financiada por el ERC se desarrolle en la UE.
Según los criterios específicos para evaluar las propuestas, los jóvenes investigadores, por ejemplo, deben haber logrado alguna publicación científica importante sin participación de su director de tesis. Se contabilizan las aportaciones en congresos de alto nivel, así como los premios y distinciones. La investigación que aspira a financiación debe ser interesante científicamente, susceptible de tener impacto, original, viable y justificada con tecnologías y metodologías adecuadas. Los requisitos son más estrictos aún en el programa avanzado. Los evaluadores puntúan las propuestas con esos criterios y elaboran clasificaciones para que reciban la financiación los mejores, independientemente de si son hombres o mujeres.
Foto: Helga Nowotny, presidenta del Consejo Europeo de Investigación (ERC).
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