Complete su vajilla con morralla monárquica
"Una taza de Isabel II y doña Sofía subidas a un elefante no sé si funcionaría en el Reino Unido, pero me apuesto un brazo a que en el mercado hispano-árabe serían un 'hit"
Cada vez que un miembro de la familia real británica se casa o celebra un aniversario importante, se activa en mi interior el deseo incontrolado de adquirir memorabilia del acontecimiento para completar mi vajilla. En estas ocasiones, los ingleses desarrollan un don especial para crear objetos tan cursis, recargados y rancios que traspasan los límites del mal gusto para adentrarse en un mundo paralelo de inquietante belleza. Uno de los mayores tesoros de mi cocina es un platito-homenaje a la Reina Madre, Beefeater la tenga en su reino, en el que sale rodeada de floripondios, escudos, dibujos de sus castillos y bandas con lemas como “Emperatriz de la India”. Les juro que es mágico, puede transformar unas aceitunas o una ración de calamares en una experiencia psicotrónica.
Ando un poco mosca con lo que nos va a deparar la celebración de los 60 años de reinado de Isabel II en términos de menaje del hogar. En la web oficial hay mandanga de la buena: tengo echado el ojo a un maravilloso vaso de porcelana en el que la reina parece una travesti octogenaria rodeada de figuras geométricas doradas. Sin embargo, temo que la maldita modernidad esté frenando la habitual avalancha de horrores conmemorativos. Muchos de los platos, tazas y trastos que he visto intentan actualizarse con diseños contemporáneos o, pecado entre los pecados, irónicos. Y peor que eso, los ingleses están adoptando modas americanas para acordarse del aniversario de su soberana. Hablo de las galletitas decoradas y los cupcakes, esos mejillones tigre de la repostería que no respetan ni las más sagradas instituciones.
Condeno desde aquí todas estas innovaciones, nada acordes con la antigualla kitsch que es en esencia toda monarquía. Si se trata de dinamitar el acontecimiento, dejémonos de bobadas y hagamos algo realmente hardcore. Se me ocurre, por ejemplo, una vajilla sobre ese 15-M de las casas reales que se celebró ayer en el castillo de Windsor con motivo del jubileo de Su Majestad. Yo pagaría por una ensaladera con los rostros de la reina e indignados ilustres como el rey de Bahrein, famoso por respetar la voluntad democrática de su pueblo acribillando manifestantes. O, aunque hayan sido baja en la cuchipanda nuestros queridísimos reyes, una taza de Isabel y doña Sofía subidas a un elefante. No sé si en el Reino Unido funcionarían, pero me apuesto un brazo a que en el mercado hispano-árabe serían un hit.
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