Brasil estrena heroína

Por Juan Arias

Fue necesario que Brasil tuviera una presidenta, la exguerrillera Dilma Rousseff, para que el país descubriera a su nueva heroína, la legendaria Anita Garibaldi. Fue la mujer del héroe italiano Giuseppe Garibaldi, que luchó por la unificación de Italia y para convertirla en una República. Pero no solo.

Dilma Rousseff, cuyo historial de luchadora contra la dictadura militar la acerca a la intrépida Anita -casada a sus 18 años con el héroe italiano y que luchó, armas en la mano a su lado hasta su muerte a los 27 años después de tener cinco hijos-, la acaba de reconocer oficialmente como “heroína de Brasil”.

Es la segunda mujer cuyo nombre será esculpido en acero en Libro de los Héroes, en el Panteón de la Patria y la Libertad Tancredo Neves, en Brasilia, al lado de personajes nacionales, como Don Pedro I, Tirandentes, Santos Dumont o Chico Mendes. La otra mujer que mereció entrar en el panteón de los grandes fue Ana Neri, la primera enfermera brasileña y que se destacó por su coraje durante la guerra de Paraguay.

Entre historia y leyenda, la figura de Ana María Jesús Ribeiro ha crecido. Giuseppe Garibaldi, que con 32 años había ido a América para participar en la lucha entre Argentina y Uruguay, puso sus ojos en ella. Anita tomó el nombre del marido, al que siguió a través de mil peripecias bélicas entrelazadas con una historia de amor y pasión que los unió hasta la muerte.

Oriunda de una sencilla familia de portugueses inmigrantes de las islas Azores a la ciudad brasileña de Santa Catarina en el siglo XVIII, Anita era la tercera de 10 hermanos y fue obligada a casarse a los 14 años. Pronto la abandonó su marido, alistado en el ejército imperial. Tenía 18 años cuando, durante la guerra de los Farrapos, Garibaldi, que combatía en Brasil, se encontró en la calle con ella y se enamoró perdidamente. La siguió, pero la perdió la vista. El destino quiso que aquella noche la volviera a encontrar en la casa de unos amigos. Las dos vidas de combatientes por la libertad se unieron para siempre. El que acabaría siendo el héroe italiano, contó así aquel encuentro de fuego: “Fui magnético en mi insolencia. Había atado un nudo, decretado una sentencia que sólo la muerte podría deshacer. Yo había encontrado un tesoro prohibido”.

O eran iguales o el amor les hizo iguales, porque a partir de aquel flechazo, Anita no se quedó atrás en sus luchas bélicas. Embarcada con él en las mismas batallas en varios paises, demostró un coraje que parece más novela que realidad, como sus huidas a caballo, a nado, con su hijo recién nacido en los brazos para llegar a Rio Grande do Sul.

Siempre huyendo de los enemigos y enfrentándolos en mil peligros, Anita no defraudó al gran héroe italiano. Acorralados en casa, consiguió huir de nuevo a caballo, vivió cuatro días escondida en el bosque hasta que la encontró su héroe y marido. Embarazada de su cuarto hijo, no abandonó ni un momento la lucha hasta que la sorprendió la muerte en la preciosa ciudad de Rávena en Italia, el 4 de agosto de 1849, con sólo 27 años.Hasta despues de su muerte, hubo agitación en torno a ella: sus restos mortales fueron exhumados siete veces hasta que por fin descansó en paz en el Janicolo en Roma.

La mandataria Rousseff, nacida como Anita en una familia de inmigrantes, exguerrillera como ella aunque en tiempos y circunstancias muy diferentes, ha querido desempolvar esta fuerte e indomable figura brasileña, caída durante mucho tiempo en el olvido. La presidenta está convencida que el XXI será el siglo de la mujer en Brasil y eso incluye resucitar a las pioneras del pasado.