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Los raros encantos de un rey del porno“normalillo”

Le llaman la ‘estrella feminista’ del cine X porque "respeta" y mira a los ojos a sus compañeras James Deen es de los pocos actores eróticos que cuentan con un público femenino (juvenil) fiel Una película de Bret Easton Ellis podría abrirle las puertas al estrellato hollywoodiense

James Deen, junto a la actriz porno Joanna Angel, en la 27ª edición de los Premios Adult Video News en 2010, celebrada en Las Vegas.
James Deen, junto a la actriz porno Joanna Angel, en la 27ª edición de los Premios Adult Video News en 2010, celebrada en Las Vegas.ETHAN MILLER (GETTY)

Hace unas semanas, Bret Easton Ellis anunció que quería a este actor porno para protagonizar The canyons, el nuevo filme policiaco que ha escrito y que dirigirá Paul Schrader, guionista de Taxi driver y director de American gigolo.

El autor de American psycho dice admirar desde hace mucho a James Deen, una rara avis en el cine adulto, dada la enorme popularidad de que goza entre las chicas jóvenes, un público poco habitual del género. Escritor y actor se conocieron en enero y detectaron cosas en común: “Pidió una ensalada y charlamos amigablemente sobre la inmerecida histeria feminista de la que ambos hemos sido objeto en algún momento de nuestras respectivas carreras”, tuiteó Ellis.

Deen, de 26 años, apareció en Nightline, un programa televisivo que pretendía averiguar si el país es consciente de que la estrella porno está cada vez más presente en las fantasías románticas de sus hijas. Que el prestigioso informativo del canal ABC le dedique atención a Deen es una prueba más de que el establishment está más dispuesto a aceptar a las estrellas del porno de lo que el porno está dispuesto a acercarse a lo comercial.

“Es el tipo de persona en el que pensaba”, dice Ellis. “Es accesible y representa la democratización de nuestra cultura. No es un cavernícola bronceado y desatado que echa polvos sin parar: es un chico guapo que podría haber sido tu compañero de facultad”.

Al otro lado de las colinas de Hollywood, en el valle de San Fernando, sede de la industria del porno, Deen reflexiona sobre el papel que podría llevarlo al estrellato auténtico. Y no está del todo convencido. El porno es un trabajo fijo, generalmente de siete días a la semana, y está bien pagado, pese a que los honorarios –como ocurre en todo el cine– han disminuido desde la caída del mercado del DVD en 2008. Posee dos coches deportivos –un Nissan y un BMW– y ha de pagar la hipoteca de una casa que tiene aún casi sin amueblar.

"Es un chico guapo que podría haber sido tu compañero de facultad", dice Easton Ellis

En Hollywood se dice que es imposible pasar del porno a la interpretación, que el cine adulto sigue siendo una vía más para acabar con una carrera que para iniciarla. Pero una compañera de profesión que ha trabajado con Deen, Sasha Grey, sí lo ha conseguido: ha protagonizado una película de Steven Soderbergh, The girlfriend experience, y varios editoriales de moda fotografiados por los prestigiosos Glen Luchford y Steven Klein. El crítico de The New York Times A. O. Scott, además, ha elogiado su “insólito nivel de seriedad intelectual”. Pero ni siquiera Grey, con sus muchos fans, tiene garantizada una trayectoria. Antes que ella lo intentaron Traci Lords, Ron Jeremy y Cicciolina, y ninguno rebasó los papeles anecdóticos.

Quizá Deen (que se niega a revelar su nombre verdadero, pero sí concede que es un chico judío de Pasadena) representa un nuevo fenómeno en el mundo del espectáculo. Mientras la última gala de los Oscar parecía el estertor del negocio tradicional del cine, da la impresión de que en la televisión y en Internet hay más audacia, de que se derriban las barreras sexuales. Algunos ejemplos: la serie de HBO Hung (y otra de James Frey que el mismo canal está preparando sobre la industria del porno), la película Shame y los dos biopics que se están rodando sobre la mítica actriz X Linda Lovelace. Pero ¿significa eso que una estrella del porno pronto podrá establecerse realmente en Hollywood?

“Es perfectamente posible”, opina Derek Hay, un agente británico de la agencia de Los Ángeles LA Direct Models. “Han desaparecido muchos tabúes. Fíjese en Paris Hilton. O en Kim Kardashian: una completa desconocida hasta que se hizo público un vídeo suyo de contenido sexual”. Otro agente, sin embargo, discrepa: “Ni hablar. Muchas chicas lo han intentado, pero nadie ha logrado hacer bien la transición”.

Deen es la primera estrella X que encarna las cualidades tradicionales del galán romántico, algo así como el Tom Cruise del porno. Sus fans subrayan su elegancia y buena educación. El actor mira a sus compañeras a los ojos, les coge la mano, las ayuda. No le acosan por la calle, pero sí le reconocen; le ocurrió hasta en la aduana de Reino Unido en un viaje que hizo el año pasado. Ellis cree que la popularidad de Deen es un ejemplo de la brecha generacional. La gente mayor, dice, “no sabe hasta qué punto es fácil acceder al porno”.

Desde luego, él está entregado a la causa. “Siempre he sido hipersexual”. Y no tiene previsto retirarse. “Me gustaría seguir en esto todo lo que sea humanamente posible”. No solo actúa; también produce y dirige –a veces, a sí mismo–, y ahorra lo que gana. “Soy un tipo corriente”, dice en el balcón de su casa. “No voy a fiestas, no me emborracho, no le doy a la cocaína. Soy… normalillo”.

"Siempre he sido hipersexual. Querría seguir en esto todo lo humanamente posible"

Le pregunto si podría usar esa popularidad para lograr algún patrocinio. “¿Y cómo lo harían? ¿Poniéndome un tatuaje en el culo? ¿O una camiseta al principio de una escena? Coca-Cola ya sabe vender sus bebidas, no le hace falta arriesgarse conmigo”.

Deen está cansado de que le acusen de cultivar un público juvenil. “No quiero explotar a los jóvenes estadounidenses y no me parece que yo sea responsable de nada”, protesta. “Solo da la casualidad de que tengo algunas características concretas que atraen a las adolescentes”.

Quizá esta reciente ola de publicidad esté reduciendo su entusiasmo por la industria a la que está tratando de entrar. Y puede también que le haya despertado el deseo de defender el sector donde tiene su nicho. Sea como sea, Deen se muestra escéptico: “Quizá alguien diga: ‘Ah, sí, tiene carisma, da bien en pantalla’, pero eso no significa: ‘Vamos a darle papeles en superproducciones y meterlo en una campaña de Gucci para vender más, porque el sexo vende y a la gente le gusta la polémica”.

“No quiero que me señalen como ‘mira, ese es el actor que hace porno’, porque lo que hago es lo que siempre quise hacer”, reflexiona. “La razón por la que quiero rodar esta película es porque se trata de Bret Easton Ellis, y me interesa de verdad. Si fuera Spielberg, no lo haría. Diría: ‘¿Cuánto me va a pagar? Porque tengo que trabajar más para conseguir hacerlo bien. Y no tengo la compensación del sexo”.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. © Guardian News & Media, 2012.

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