Michelle Obama, una marca altamente rentable
El estilo de la primera dama genera 2.000 millones de euros al año
Desde que llegó a la Casa Blanca, la primera dama ha hecho suyas dos causas sociales: la alimentación sana de los más pequeños y la ayuda a las familias de veteranos de guerra. Pero es en otro ámbito en el que ha demostrado ser una fuerza formidable: la moda. Michelle Obama es capaz de encumbrar carreras con solo mostrarse ante las cámaras durante diez minutos. Cada aparición puede generar un incremento de ventas de hasta 11 millones de euros, según los analistas.
Hay una cifra, estimada por los economistas, del negocio que Michelle Obama genera a los diseñadores y a las tiendas cuyos modelos luce: 2.000 millones de euros al año. Según un análisis de David Yermack para Harvard Business Review, entre noviembre de 2008 y diciembre de 2009, en 189 apariciones en público, luciendo diseños de 29 tiendas como J.Crew, Gap o Dillard's, la primera dama incrementó su volumen de negocio en esa exorbitante cantidad.
Al estilo de Michelle Obama está dedicado el blog MrsO.com, fundado por Mary Tomer Byun. Cada aparición de la primera dama origina en ese portal un alud de visitas de internautas ávidos por saber quién es el diseñador de la creación de turno. Había expectación, por ejemplo, por saber de quién era el vestido de gala que lució el 14 de marzo en la cena en honor del primer ministro británico David Cameron. “Es de Marchesa”, dijo el blog. “Una decisión inteligente”.
Tal vez, nadie puede dar fe de lo que ayuda que Michelle Obama luzca un diseño como el joven Jason Wu, nacido en Taiwán hace 29 años. En noviembre de 2008, antes de las elecciones presidenciales, llevó en una entrevista un vestido estampado en blanco y negro de ese diseñador, por el que pagó 2.600 euros. Aquello generó una expectación que, tras las galas inaugurales de la presidencia de Obama, se tornó en fiebre por Wu. La ya primera dama lució otro vestido de Wu para los bailes de gala tras el juramento. El vestido fue donado al museo Smithsonian y el joven inmigrante con talento para la costura entraba en la historia de la moda.
Y no todo es cuestión de honor. O de exclusividad. Hasta que llegó Michelle Obama, en la Casa Blanca se había lucido Chanel, Bill Blass u Oscar de la Renta. Con ella, llegaron marcas más asequibles. En junio de 2008, en campaña electoral, apareció en un programa de televisión con un vestido de hojas estampadas en blanco y negro. Era de Donna Ricco. Se vendía en la tienda White House/Black Market por 112 euros. Agotó existencias en cuestión de horas.
Esa gran labor a favor de los diseñadores y del mundo de la moda se traduce en grandes apoyos. La todopoderosa directora de la revista Vogue, Anna Wintour, ha organizado todo tipo de actos en Nueva York a favor de la campaña de reelección del presidente. Varios diseñadores han cedido creaciones suyas que se venden para engrosar las arcas de su equipo electoral.
El lunes, además, la primera dama presidió un acto de recaudación de fondos en Manhattan al que acudieron Robert De Niro, Beyoncé y el productor Harvey Winstein. El precio por entrada: 3.800 euros. En ese acto, el protagonista de Taxi driver hizo una broma que ha generado polémica en el bando republicano. “Callista Gingrich, Karen Santorum, Ann Romney”, dijo, repasando el nombre de las esposas de los candidatos conservadores. “¿Creen que el país está preparado para tener una primera dama blanca?”. Los congregados le respondieron al unísono: “No”. "Demasiado pronto, ¿verdad?", añadió De Niro.
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