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“Me llamaban duquesa de Pork y me afectaba”

Sarah Ferguson se confiesa en un ‘reality show’ y habla de sus traumas infantiles y de su lucha para recuperar la autoestima

 Sarah Ferguson.
Sarah Ferguson.

“Me casé con mi marido porque lo amaba, solo que él era un príncipe”. Estas palabras son de Sarah Ferguson y evidentemente el príncipe al que se refiere es Andrés de Inglaterra, con quien contrajo matrimonio por todo lo alto el 23 de julio de 1986. De esa relación nacieron dos hijas Beatriz y Eugenia. Sin embargo, el cuento de hadas que vivió la hija del instructor real de polo apenas duró seis años, aunque no se divorció hasta 1996.

“En palacio [Buckingham] había demasiadas reglas y restricciones. No sabía que hacer”. Estas palabras también pertenecen a la duquesa de York. Las pronuncia en un reality show. En él también reconoce que los problemas económicos tras su separación fueron culpa suya: “No entiendo nada de finanzas”, zanja.

Primero adorada y después odiada por los ingleses, Fergie, como se conoce popularmente a Sarah Ferguson, narra cómo los errores de su pasado continúan asediándola. Tras ser pillada por una cámara oculta del periódico sensacionalista News of the World intentando vender a un falso empresario contactos comerciales con su exmarido a cambio de dinero, Sarah tocó fondo emocionalmente.

Fue entonces cuando decidió cambiar su vida. Y aquí es dónde comienza un duro viaje que se plasma en Buscando a Sarah, un programa de telerrealidad, inédito hasta ahora, salvo en Estados Unidos donde se estrenó en mayo pasado en OWN, la cadena de la presentadora Oprah Winfrey. A España llegará el 7 de abril (22.30) a través de Canal Bio (Canal +)

'Mi caída en desgracia' es el título del primer episodio. Cuenta cómo Sarah pone rumbo a Los Ángeles tras una llamada de la todopoderosa Winfrey, que la animó a admitir su falta de autoestima y a enfrentarse a sus traumas de infancia. “Mi padre me llamaba oveja tonta. Y me decía que parecía un payaso y que tenía que crecer y dejar de ser tan tonta”, señala ante la cámara. “Esta mañana me he mirado al espejo. Y me miraba y me miraba y me he dicho: no me extraña que nadie te quiera, eres horrible”, declara. 

La que fuera cuñada de Diana de Gales habla también de su mala relación con la prensa a raíz de su viaje a Australia en 1988 para ver a Andrés. Su hija Beatriz apenas tenía ocho semanas y los medios de comunicación se echaron encima. “Dijeron que era una mala madre. La Fergie mala vendía periódicos, desde entonces no han parado. Empezaron a llamarme duquesa de Pork o Fergie la gorda pecosa y yo era tan tonta que me afectaba”, admite.

Sarah, en el reality, se somete a terapia con el doctor Phil, un psiquiatra habitual de los talk shows de Estados Unidos. Tiene mucho sobre lo que reflexionar, ya que el terapeuta la desafía para que reconozca que está en “bancarrota emocional”, agravada por su bancarrota económica. “Mi situación financiera es complicada”, explica y confiesa: “Perdí todos mis empleos después de que News of the World me atrapara”.

En otro momento del programa reconoce ser “adicta a la aprobación”. “En cierto modo me alegro de ser una adicta porque al menos podré darle un nombre. No entendía que pudiera tratarse de una adicción porque no se trata de alcohol, drogas, tabaco... La aprobación, adicta a la aprobación. Tengo un diagnóstico. Creí que solo era un tren descarrilado”, añade.

Deseosa de encontrar respuestas, el periplo continúa con extravagantes visitas a un chamán del desierto de Arizona (EE UU) y a una terapeuta equina que susurra a los caballos. En otro episodio, desesperada por ponerse en forma, Sarah acepta realizar una marcha de casi 42 kilómetros por la zona ártica de Canadá.

Con la ayuda de un entrenador, se somete a un intenso programa de entrenamiento. Todo va sobre ruedas hasta que llega el inesperado anuncio de la boda del príncipe Guillermo con Kate Middleton el 29 de abril. Sus hijas, como primas del contrayente, están invitadas. Ella no. Surgen entonces los fantasmas de antaño. Para volver a la senda de la autoestima busca de nuevo la ayuda del doctor Phil.

Fergie es persona non grata en la corte de los Windsor por sus aventuras sexuales, su codicia, y sus meteduras de pata ampliamente difundidas. Su último escándalo data de enero pasado cuando la fiscalía turca pidió pena de cárcel para ella por grabar en un orfanato. La justicia la acusó de un delito contra el derecho a la privacidad en la infancia por rodar un documental con cámara oculta en septiembre de 2008. En él denunciaba las precarias condiciones de los orfanatos y centros para discapacitados en Turquía. Ahora ha preferido hablar solo de ella.

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