No te fumes las hojas de tomate
"¿Qué clase de mundo estamos construyendo en el que los adolescentes no saben distinguir una tomatera de una planta de marihuana?"
Como a todo txoriburu (cabeza de chorlito) en potencia, me pueden las noticias insólitas. Veo en los diarios digitales informaciones importantísimas sobre la reforma laboral o el déficit, pero, zas, siempre se me va el ratón hacia la mujer que bate un récord poniéndose 252 bragas una encima de otra o el anciano que lleva dos años metiendo las cartas en el cubo de las cacas de perro confundiéndolo con el buzón. Me consuela tontamente pensar que no soy el único, a tenor de lo que suele aparecer en las listas de las noticias más vistas en dichos medios.
Mi fuente favorita de actualidad extravagante es Strambotic, uno de los blogs de Lainformacion.com y auténtico salón gourmet para los amantes de lo raro. Allí he conocido un caso que, bajo su apariencia intrascendente y jocosa, quizá encierre un aviso sobre algo más gordo. Un adolescente de 15 años de Daytona Beach (Miami) fue pillado robando una planta de tomate de un jardín por la dueña del mismo. Esta le persiguió y no le dio alcance, pero el chaval tuvo la mala suerte de encontrársela días después. Lo llevó ante la policía, donde, atención porque aquí llega el hecho noticioso, el joven desveló el móvil del delito: creía que la planta era de marihuana.
El televisivo chef Jamie Oliver se presentó en una escuela de EE UU con un carro de verduras, y los críos miraban la coliflor y las berenjenas como si fueran aliens
El suceso me obliga a lanzar al aire una pregunta para padres, educadores, responsables políticos y sociedad en general: ¿qué clase de mundo estamos construyendo en el que los adolescentes no saben distinguir una tomatera de una maría? ¿Qué aprenden en clase de ciencias? ¿No es este un claro indicio de la necesidad de una asignatura de alimentación o, en su defecto, de botánica psicotrópica?
El tomate y la marihuana se parecen lo mismo que Falete y Kate Moss, por lo que no se trata de una confusión leve. Pero, claro, en un momento histórico en el que los niños no saben identificar una patata –para ellos designa algo frito que recuerda al Burger King–, tampoco es tan extraño. No me lo invento: Jamie Oliver dio fe de ello en uno de sus programas de la tele. Se presentó en una escuela de EE UU con un carro de verduras, y los críos miraban la coliflor y las berenjenas como si fueran aliens. En España, donde la cocina casera mengua al mismo ritmo que crecen los precocinados y la bazofia rápida, ese es el futuro que nos espera. Así que o hacemos algo o nuestros hijos acabarán fumándonos el perejil.
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