Los franceses se han relajado

Que buena parte de los franceses nos tiene manía creo que es algo que todos damos por sentado, sobre todo al comprobar cómo se ensañan con todo lo español cuando alguno de los nuestros les da pie a ello.

Yo pienso que es debido a una mezcla de sentimiento de superioridad y envidia. Lo primero es tan habitual conforme asciendes hacia el norte, que he acabado por no darle mayor importancia. Queda la envidia, y ahí está el quid de la cuestión: no pueden soportar ser derrotados una y otra vez por unos individuos que consideran más débiles que ellos física y mentalmente. Eso sí que les duele y es la razón principal de que expriman todas las oportunidades que se les presentan para cuestionar nuestros triunfos insinuando que los deportistas españoles tienen carta blanca en suelo patrio en materia farmacológica.

Aparcando a un lado cuestiones puntuales como que nuestros baloncestistas siguen anulando a los suyos en la NBA, donde imagino que si se drogan lo harán todos y no exclusivamente los españoles, sólo quiero decirles que se equivocan de enemigo por la sencilla razón de que el suyo lo tienen en casa. Los franceses, para su desgracia, me da la sensación de que desde hace décadas se han relajado demasiado, y así no pueden llegar lejos en muchas facetas de la vida. En el deporte, imposible, porque además de las cualidades innatas con que uno pueda estar agraciado, es imprescindible sacrificarse y esforzarse hasta lo inhumano; y ellos, en vez de aplicarse el cuento, parece que han optado por vivir en un continuo Versalles de vida fácil y se limitan a enviar a batirse el cobre a sus compatriotas de origen africano, como lo demuestra el hecho de que en sus selecciones de fútbol y baloncesto los franceses raciales sean minoría absoluta. Así que les aconsejo que se pongan las pilas en lugar de intentar ganar en los despachos lo que no consiguen en el terreno de juego.— José Antonio Hernández Talens.