Ares rebaja el protocolo de seguridad en la Ertzaintza tras el cese de ETA
El fin del terrorismo permitirá desviar agentes a tareas de seguridad ciudadana
El cese definitivo de ETA se traducirá en una mayor presencia de ertzainas en la calle, aunque se centrarán en labores de seguridad ciudadana y no en la batalla frente al terrorismo. Es la conclusión que se extrae de la décima modificación de la denominada Instrucción 53, la norma que regula la actuación de la Policía autonómica ante cualquier incidente. El viceconsejero de Seguridad, Miguel Buen, la rubricó ayer con el objetivo de adecuar los recursos disponibles al nuevo escenario para optimizar la lucha contra la delincuencia.
La Instrucción 53 se puso en marcha hace ahora una década, tras el asesinato de los agentes Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos en la localidad guipuzcoana de Beasain. El objetivo consistía en establecer un protocolo de seguridad que evitara emboscadas o encerronas contra los ertzainas en actuaciones de especial riesgo, como los controles de tráfico, las coberturas de llamadas urgentes por parte de los ciudadanos, la desactivación de artefactos explosivos o las amenazas de bomba. Desde entonces se había modificado hasta en nueve ocasiones, aunque ninguna de tanto calado como la de ayer.
La reforma de la normativa pretende mantener los niveles actuales de protección, aunque modificando ciertos criterios de actuación que permitirán rebajar las exigencias del actual protocolo. Ello redundará en una liberación de agentes que hasta ahora estaban destinados a evitar sobresaltos durante unas intervenciones cuyo riesgo ha disminuido tras la desaparición del terrorismo. Por eso, los cambios permitirán una mayor visualización de ertzainas en la calle, lo que redundará en una mayor seguridad ciudadana, tanto real como percibida.
Es un objetivo que el Gobierno vasco se marcó hace un par de meses, antes incluso de que ETA anunciara el fin de su actividad armada. Algunas unidades de la Ertzaintza, de hecho, han comenzado ya a reorientar sus actuaciones en base a las nuevas premisas. Es el caso, por ejemplo, de la que estaba exclusivamente destinada a la protección de personas amenazadas por el terrorismo, cuyo cometido se ha reorientado parcialmente a garantizar la seguridad de las víctimas de la violencia machista mediante labores de contravigilancia, lo que ha redundado en la detención de varios infractores de órdenes de alejamiento.
La modificación de la Instrucción 53, por otro lado, pretende incrementar la implicación de la plantilla en la toma de decisiones sobre su propia seguridad. Con esta pretensión, se creará en cada unidad de la Policía vasca una comisión que recogerá las propuestas de los agentes para trasladárselas, en el menor plazo posible, a la escala de mando. Además, se impulsará un órgano paralelo que elevará hasta la viceconsejería de Seguridad las sugerencias de los sindicatos a través del Consejo de la Ertzaintza, el órgano paritario de debate entre el departamento y las centrales.
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