Galliano sigue adelante sin Galliano

La industria de la moda no permite parones. La máxima se ha seguido a rajatablas en la firma John Galliano, que acaba de lanzar su tienda online (www.gallianostore.com) sin el diseñador que la creó.

En marzo John Galliano fue despedido de Christian Dior y la casa que lleva su nombre por proferir insultos antisemitas. Tras meses de controversia y descenso público a los abismos, el diseñador de 50 años fue declarado culpable de incitación al odio por un juzgado de París y condenado a pagar una multa de 6.000 euros.

La web, bautizada como la Gaceta Galliano (Galliano Gazette), imita la tipografía y maquetación de un periódico clásico, pero evita dar noticias sobre su fundador. En estos momentos, la vida y el futuro de John Galliano son una incógnita. Durante su juicio en septiembre pidió perdón por lo ocurrido. Admitió adicción al alcohol, los somníferos y el valium y alegó no recordar nada sobre el incidente. La boda de Kate Moss, a quien diseñó su vestido de novia, fue una de las escasas ocasiones en las que se dejó ver.

La web de la firma John Galliano, no incluye apenas datos sobre su fundador. Los apartados informativos prefieren centrarse en la biografía de su sucesor Bill Gaytten, un británico antiguo ayudante del diseñador gibraltareño. Sin embargo, la marca no tiene inconveniente en vender bolsas y camisetas estampadas con inconfundibles retratos del propio Galliano.

Bernard Arnault, propietario del conglomerado LVHM del que forman parte Christian Dior y Galliano, negó tajantemente que exista alguna posibilidad de que el descalabrado diseñador vuelva a trabajar para el grupo.

Galliano trabajó 15 años al frente de Dior y su sustitución está resultando más complicada de lo que parecía en un principio. La indecisión para señalar a su sucesor ha provocado incontables rumores. Ha exasperado a los expertos que se esforzaban en hacer conjeturas, pero contra todo pronóstico no ha afectado a las ventas. Al contrario. La firma francesa anunció un incremento en sus ganancias de un 21% para los primeros nueve meses del año. La explicación podría encontrarse en la compra fetichista que no quiere dejar pasar la última colección del diseñador para Dior. Otra teoría apuntaría al poco interés que ha suscitado la polémica Galliano en los consumidores o ciertos mercados. O simplemente es la confirmación del viejo dicho que asegura que ninguna publicidad es mala.