Patxi López lo tendrá muy difícil
La mayoría nacionalista en unas generales se une al retroceso de los dos socios, con otra caída del PSE-EE y la incapacidad del PP para subirse a la 'ola Rajoy'
El Gobierno vasco se dispone a sufrir su viacrucis particular a partir de los resultados del 20-N. La abrumadora mayoría nacionalista que representan PNV, primera en votos, y Amaiur deja, a partir de ahora, a los dos socios que sustentan a Patxi López en una incómoda posición para justificar la continuidad de su pacto. Además, PSE-EE y, especialmente, PP han obtenido unos resultados demasiado pírricos paradójicamente en el escenario que se les supone siempre más propicio: las elecciones generales.
En los datos dehoy resulta evidente que los extremos consolidan sociológicamente su antagonismo en Euskadi. Mientras Amaiur prosigue la escalada de la izquierda abertzale y consolida una apuesta política ya aceptada mayoritariamente en las elecciones locales, el PP, en cambio, encaja un estrepitoso fracaso cuando, sin embargo, se le presuponía un avance en función del aperturismo que representa Antonio Basagoiti y el innegable viento a favor del vendaval Mariano Rajoy. De hecho, ha sido el único partido que ha roto las predicciones de sus propias encuestas que le eran claramente favorables al quedarse con un porcentaje de votos inferior al obtenido en 2008, por culpa de las caídas en Bizkaia, mucho más inesperada, y en Gizpuzkoa.
En este contexto es muy fácil de predecir que el PNV, ufano por su triunfo en votos con un escaño menos que Amaiur y que apuntala su grupo propio, dinamizará su conocida petición de que las elecciones autonómicas se deben anticipar en Euskadi. Con los datos de ayer, y fortalecido por los casi 40.000 votos de ventaja sobre su nuevo rival, los nacionalistas se siente fortalecidos para proseguir su tarea de desgaste al Gobierno López. Además, los indicadores de cada territorio disipan dos significativas dudas; una de ellas colige que será muy difícil encontrar en la asamblea general del PNV a alguien que cuestione próximamente la idoneidad de Josu Erkoreka como el mejor candidato de esta formación a lehendakari; de otra, que las veleidades de Joseba Egibar con el independentismo en Gipuzkoa para encarar a Bildu-Amaiur no han aportado rédito alguno y mantiene a los jeltzales en la senda de la derrota por la que transitan desde 2008 en medio de una renovación interna más pendiente que nunca.
Pero Amaiur está en una onda distinta. Los abertzales tienen una urgencia muy distinta de la del PNV, más obsesionado por la recuperación del poder en Euskadi. La coalición abertzale, en cambio, mira hacia Madrid porque considera que es aquí donde se encuentra el único campo de juego para decidir sobre su única aspiración política, la misma que Amaiur ha repetido intencionadamente durante la campaña y que apela al reconocimiento de derecho a decidir de los vascos, dentro, eso sí, del progresivo cumplimiento de los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Aiete.
Sin embargo, aunque Amaiur no sitúe las elecciones anticipadas en su frontispicio político, es evidente que coincidirá con el PNV en considerar un anacronismo la continuidad del actual Gobierno López por entender que su representatividad "no se corresponde con la voluntad expresada por los vascos en las urnas", latiguillo ya conocido en las expresiones abertzales. El Ejecutivo, por contra, se atendrá a la legalidad del mandato que legalmente mantiene. Eso sí, la presión está asegurada dentro y fuera del Parlamento vasco, configurando así el escenario menos idóneo para apuntalar desde Ajuria Enea las medidas económicas y sociales más perentorias para responder a los efectos de la crisis.
Entre los socialistas vascos hay un elocuente abatimiento, como se puso de manifiesto en el alicaído seguimiento del escrutinio de anoche en Bilbao, porque con la debastadora pérdida de votos afrontan una situación demasiado comprometida tanto en Vitoria como en Madrid. Quizá por todo ello, el sostenimiento del Gobierno vasco se convertirá en una razón de ser socialista para guarecerse de la oleada popular, aunque saben que el hostigamiento nacionalista será incesante y las reivindicaciones del nuevo escenario pueden complicar una acción volcada en atajar la crisis. Al empeño se dedicará Patxi López como lehendakari, mientras, en paralelo, tomará cuerpo la renovación interna en el PSOE a partir del desastre electoral y en cuyo tránsito puede ser llamado a convertirse en una alternativa de futuro. Tiempos difíciles.
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