Rubalcaba busca el voto femenino en las revistas de moda
Rubalcaba en la portada de Vogue.
Vogue, Telva y Elle han salido hoy a la calle con una entrevista al mismo político: el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. No es casualidad que el hombre que siente aversión por las entrevistas escritas aparezca en el número de noviembre de las tres revistas femeninas que más venden. Es un paso más en la estrategia de campaña del PSOE de apelar al voto de las mujeres.
Rubalcaba busca movilizar a los tres millones de votantes que aún no han decidido a quién elegirán y, entre ellos, las mujeres son el grupo más numeroso. "Es un público y un sector importante, que había que trabajar", admite un portavoz del equipo electoral del PSOE. Las mujeres supusieron la clave de la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004, eso lo tiene muy presente el candidato, y son también un colectivo sensible a las políticas sociales que ha puesto en marcha el PSOE: la Ley de Igualdad, la lucha contra la violencia machista o incluso la Ley de Dependencia. También la Ley del Aborto. De ahí que Rubalcaba haya incluso alertado de que una victoria del PP supondría especialmente el retroceso en materia de interrupción del embarazo.
El público que proporcionan revistas como Volle, Elle y Telva es además de mayoritariamente femenino, cualificado y con formación y, por eso, más proclives a ir a votar. Aunque Rubalcaba, tal y como señalan las encuestas, no está para desperdiciar ningún sector.
Rubalcaba posa para el equipo de Elle.
Con las mujeres, además, debe paliar la mala imagen que ha dado su partido cuando, en la fase de configuración de las listas, provocó la queja de varias diputadas por haber relegado a las políticas a los puestos no asegurados el próximo 20-N. Hasta el punto de que el propio Rubalcaba fue quien salió a defender el trabajo de sus compañeras y propició la rectificación del comité de listas. Por primera vez el PSOE llevará a 19 mujeres de números uno, pero la presumible debacle electoral indica que no será suficiente para mantener la proporción de mujeres en el Congreso.
Así que Rubalcaba se prestó a las entrevistas, con sesión de fotos incluida. Eso sí, aseguran desde su equipo, se negó a ponerse otra ropa que no fuera la suya, pese a que en las revistas de moda llevaron un burro lleno de prendas para intentar cambiarle el modelo. Quizás Rubalcaba no quiso que se le reprochara ser frívolo, como ocurrió en 2004 con las ministras del primer Gobierno de Zapatero, que posaron maquilladas y vestidas para Vogue. Todo por el voto, pero sin excesos.
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