En la serie Otros arquitectos proyectistas con ocupaciones atípicas cuentan cómo y por qué llegaron hasta su actual dedicación.
Miguel de Guzmán: “La desconexión con el conjunto de la sociedad viene de anteriores generaciones”.
Miguel de Guzmán nació en Rio de Janeiro en 1972. Con un año, sus padres regresaron a Madrid y allí se formó como arquitecto. Antes de dedicarse casi exclusivamente a la fotografía de arquitectura firmó la reforma de la Casa Sacerdotal Diocesana de Plasencia, como fotógrafo y como arquitecto, junto a Andrés Jaque y Enrique Krahe. Esa reforma marcó la trayectoria de los tres proyectistas. Y refrescó el panorama nacional. A ellos les sirvió además para ganar el premio Dionisio Hernández Gil.
¿Por qué estudió arquitectura? ¿Qué esperaba de los estudios?
Me atraía la formación global, la preparación para afrontar problemas desde ángulos variados: diseño, cálculos, estética, organización, funcionalidad... sin caer en una especialización forzada. También resulta atractiva la educación en el trabajo colaborativo con diferentes disciplinas profesionales.
¿Qué ha sido lo más sobresaliente de su formación: lo que más le ha servido, lo que más le ha alumbrado?
Por un lado la integración de los elementos sociales y los estéticos y por otro, el trabajo en los procesos de desarrollo de las ideas desde un principio más o menos abstracto hasta un objeto concreto, el entender los proyectos como un trabajo amplio en el que se deben incorporar mediante negociación y colaboración las aportaciones de muchos agentes con diferentes maneras de entender la realidad. También valoro mucho tener herramientas de análisis del funcionamiento de los sistemas espaciales, urbanos, y sociales en general.
¿Cuándo y por qué optó por una dedicación profesional diferente?
No fue una decisión tomada de manera totalmente consciente y en absoluto irrevocable. De hecho, durante bastante tiempo la ocupación de fotógrafo y de arquitecto desarrollando proyectos fueron compaginadas casi al cincuenta por ciento. Tener una ocupación alternativa me permitió centrarme en proyectos que me resultaban interesantes como arquitecto y no dudo de que podría retomar la actividad en algún momento.
¿Cómo valora económica, personal e incluso socialmente esa decisión?
Positivamente. Contar con más de una actividad profesional es enriquecedor.
¿Tienen los arquitectos miedo de romper la endogamia y el círculo social e intelectual en el que viven?
No creo que haya miedo. Endogamia existe en todas las profesiones. Es natural el deseo de compartir experiencias dentro de un grupo concreto en el que la gente que lo integra tiene unos objetivos e ideales similares, existe en los colectivos de médicos, diseñadores, abogados... Es más preocupante la desconexión con el conjunto de la sociedad, esto es algo que viene de anteriores generaciones en las que los arquitectos se esforzaron por constituirse en élite social y que arrastramos las generaciones actuales. Esta falta de comunicación entre los arquitectos y la sociedad se ve agravada por los medios de comunicación y por determinados agentes que forman parte de proceso de la construcción y del urbanismo que rechazan el control que ejerce el arquitecto cuando realiza su trabajo y lo intenta presentar a la sociedad como un estorbo caprichoso y prescindible. Creo que muchos arquitectos, especialmente dentro de las nuevas generaciones, se esfuerzan en redefinir su papel dentro de la sociedad, aunque aún queda mucho camino por recorrer y existen muchos obstáculos.
¿Qué le hizo ver que había otras posibilidades? ¿Ejemplos, modelos?
Desde que comencé los estudios ya estaba interesado en la fotografía de una manera bastante seria. Resultó bastante natural el iniciar una carrera paralela en este campo. Ejemplos hay muchos, de hecho casi todos los fotógrafos de arquitectura son arquitectos de formación.
¿Qué puede hacer la arquitectura por la sociedad más allá de los planos?
Los arquitectos están formados para diseño tanto espacial como organizativo así como para el desarrollo y coordinación de proyectos tanto dentro de la edificación como del urbanismo. La aportación por ello puede ser enorme al estar capacitados para proponer y desarrollar ideas que favorezcan la vida de las personas. Desde el diseño de espacios que aumentan la calidad de vida y proyectos urbanos que mejoren la vida en comunidad hasta propuestas de organización social que ayuden a articular las relaciones sociales.
¿Qué consejos daría a un estudiante de arquitectura?
Que afronte la carrera con una visión lo más amplia posible, que entienda que la obra construida es sólo una parte del campo de trabajo al que puede acceder. Que tenga visión muy crítica y que desconfíe de los dogmas y prejuicios.
Comentarios
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Interesante entrevista.En estos tiempos de crisis y de malos tiempos para los arquitectos, hay que buscar nuevas salidas, nuevos objetivos, diferentes ocupaciones, nuevos caminos.La fotografía es un ejemplo. Se hace necesario descubrir estos nuevos caminos para poder reinventar la profesión.Un saludo.
Estimada Anatxu ZabalbeascoaMe gustaría contactarte para una entrevista, pero no encuentro un email a lo cual escribirte. Si puedes, por favor, entre en contacto.Agradezco de antemano por la atenciónBianca Antunes, revista AU, Brasil
El perfil del arquitecto está cambiando es un hecho evidente. Desde hace unos meses, abril de 2009, Carlos Cámara, arquitecto, webmastar y profesor de la Universidad San Jorge, también refleja la experiencia y trabajo de multitud de profesionales arquitectos, incluso de otros que no lo son pero están cerca del perfil.Este es el link: http://www.plusarquitectura.info/los-otros-arquitectos
Sin estar mal la entrevista, me parece que los blogs de arquitectura más leídos (aunque no escritos por arquitectos, gente con conocimiento del oficio desde su gestación) no hacen ningún tipo de crítica. Esta entrevista no es menos. Viene a reforzar la versión "institucionalizada" de que somos los "currantes" los que nos debemos buscar la vida dentro de este oficio, que cosas que hacer no faltan. Después de 7, 8 o 9 años de carrera... no sé si lo más inteligente es sugerirnos opciones por debajo de nuestra formación, con un alto intrusismo laboral, y con un porcentaje de éxito mínima. El pastel está repartido, se repartió hace tiempo. Y son los que en su momento se beneficiaron de las grandes obras, de la falta de regulación de muchos aspectos de la profesión, de las ansias de visados de los colegios profesionales... los mismos que se siguen aprovechando de la coyunturas que da la situación actual: los becarios gratis o a precios irrisorios para mantener el estilo de vida, los contratos basura, la economía sumergida.Demandamos un poco más de crítica, que se vean las miserias reales del sistema, que se hagan eco del alto porcentaje de arquitectos jóvenes (y con mucho talento y formación) que están emigrando, porque España no puede ofrecerle puestos a su altura, que critiquen a esos grandes estudios que mantienen la competitividad a base de becarios-esclavos que cobran sueldos irrisorios o nada, sin contrato... No se hará, claro. El sistema está podrido desde la base. Desde el hecho de que estemos formando arquitectos en 30 escuelas en España cuando no los necesitamos, del adoctrinamiento en las aulas, muy en la línea del adoctrinamiento en los grandes medios tanto especializados como generalistas... Así nos va. Que pase antes viéramos bien estos artículos de "la vie en rose", pero ahora, con la que está cayendo, no es de recibo...
Creo que a todos los interesados en estudiar arquitectura, se les debería dar una charla antes, para que supieran el tipo de mundo mafioso y gansteril en el que se van a tener que desenvolver... a más de uno se le quitarían las ganas. El entrevistado dice de manera soterrada, "si no perteneces a las familias de toda la vida o tienes padrinos influyentes, no hagas esta carrera porque no vas a construir en tu puta vida"
Soy arquitecto, tengo 33 años y sinceramente, a día de hoy me arrepiento de haber elegido esta carrera. De sobra sabemos todos que para acabar diseñando stands de feria o casitas hechas con basura no hacen falta una media de 10 años de estudios. Quien pueda huir a tiempo, que lo haga. Esta profesión se desmaterializa por momentos y el futuro pasa por el paro para la mayor parte de nosotros.
Yo creo que las contestaciones son acertadas y actuales comforme al nuevo modelo
Sé que es difícil concretar en una entrevista toda una reflexión en profundidad sobre la profesión del arquitecto en tiempos de incertidumbre. Pero ésta de hoy me parece floja. Las preguntas obligan a respuestas cargadas de ciertos eslóganes. Y esto reduce la capacidad de hacer otro tipo de mensaje inspirador. Hecho en falta que se le pregunte sencillamente ¿por qué quisiste ser arquitecto, qué razones sólidas hay para tomar esta decisión?. Sé que la respuesta puede ser corta, llena de tópicos o puede que no que haya un argumento consistente. Pero a mi juicio hay algo fundamental en la toma de una decisión: pensar ésta como forma de crecimiento personal. Como un gozo intelectual a partir del estímulo, de la conversación con otras disciplinas y del conocimiento multifactorial de la arquitectura. La primera lectura que hice de la novela El Manantial de la escritora Ayn Rand padecí toda una revelación heroica y metafísica del arquitecto y de su obra. La segunda, fue opuesta. Descubrí una cierta acidez sobre las formas reduccionistas del individualismo y del crecimiento del ego. La crítica que la autora esconde en el libro ésta en la segunda lectura. Y lo peor de todo es no ser capaz de hacer una “ la segunda lectura” y sólo hacer prevalecer las formas reducidas de un relato personal poco estructurado. Y esto conduce a falsas expectativas de una profesión, de ahí a la melancolía y a la frustración solo hay un paso. También ocurre en otras profesiones, no es sólo en esta profesión del arquitecto. Un maestro me dijo claramente, “ si quieres ser arquitecto, ingeniero..etc., lee poesías y aprende a ser cantero o metalúrgico; verás en la palabra y en la materia secretos que aquí no te podemos enseñar”. Sabio y simple consejo, aunque seguirlo entraña mayor complejidad.Claro está que también nos invade la nube tóxica de la crisis, pero en ocasiones la usamos más que nada como un recurso de permanente exculpación. Éste mantra no sirve para escurrir la respuesta de la pregunta del por qué quiero ser…. Y a pesar de todas las incertidumbres, uno puede llegar a concluir que ésta es mi cosmovisión cultural y profesional donde he de trazar mi trayectoria. El reto está abierto y el camino es incierto, pero merece la pena. Ah!, y el ego queda amordazado sin posibilidades de que lo pervierta todo.
arquitecto: persona que después de estudiar una carrera de 10 años tiene la poderosa convicción de ser un ser extremadamente inteligente y capaz de solucionar entuertos -en algunos casos, incluso crearlos- al resto del mundo que no ha podido dedicarse a estudiar arquiteictura (porque no tenía buena mano, o no tenía imaginación, o detectó a tiempo que dedicando 10 años de su vida a mirar el mundo -y leer un poquito- podía adquirir conocimiento suficiente para reirse de los titulados superiores por la mitad de precio), por lo que ensalza vigoroso su titulación a la espera de un trabajo en el que el jefe todopoderoso reparta beneficios (incluso comisiones y maletines) al 50% con todas sus becarias. ¡ya está bien de se solo se enriquezcan los jefes! ahora también los recién titulados exigimos nuestro derecho a construir sin sentido, a enfermar a la población con nuestros PAUs y nuestros circuitos cerrados de refrigeración, a arruinarla con nuestros pixels de colores y nuestro concepto supino.afortunadamente ya está la sociedad adelantándonos (como es habitual, aunque a algunos le parezca lo contrario) y advirtiendo que por aquí, mal. Eso, que yo recuerde, no lo contaban en diez años de carrera...por cierto, interesante entrevista: ESTAMOS DESCONECTADOS DE LA SOCIEDAD, y así queremos seguir,por lo que parece: paseen por cualquier escuela, estudio, colegio de arqutectura... vean cuánta política -de la de verdad, de la micro- hay por sus paredes. Ni rastro. . Así luego es dificil cuestionar un concurso que dice de construir en un parque, u otro que tira abajo cachos de historia, u otro que malgasta recursos. Es imposible rechazar un campo de golf en el desierto o una torre de viviendas en mongolia (nos limitamos a hacer el mejor proyecto posible dentro del peor encargo posible). Sin una base política, social y económica (gestión de recursos, NO solo euros), seguiremos siendo un hazmereir.buen día.monicaciudadana de madridy también soy arquitectay no creo que el mundo me deba un visado.
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