Ecuador, tres países por el precio de uno

Fotos© paco nadal

Este es un blog de viajes. Y hace ya varias entradas que no viajamos. Siempre he mantenido que lo peor de esta profesión de periodista viajero es que a veces hay que parar para escribir y poner en orden todo lo vivido. Y en esas estoy estas semanas. Varado en casa, escribiendo sobre viajes pasados y preparando otros nuevos que llegaran en breve.

Pero mientras vuelvo a ponerme en movimiento, quiero contaos un viaje que no he contado aún en el blog y que me fascinó. Fue a Ecuador, un país que en realidad son tres países por el precio de uno (como la Santísima Trinidad).

Por una lado está el Ecuador de la sierra, la zona del altiplano andino, de orígenes quechuas, de gente austera y rasgos incas acostumbrada a la dura vida del planicies resecas. Son los cholos. La sierra alberga además algunas de las ciudades coloniales más bellas del país, como Quito y Cuenca. Hacia el oeste, las laderas de los Andes se suavizan hasta convertirse en una franja de 200 kilómetros de tierras medias, fértiles y casi tropicales que van a morir al Pacífico. Es la costa, polarizada en torno aEsmeraldas y Guayaquil.A sus habitantes, en su mayoría descendientes de esclavos africanos traídos por los españoles para trabajar la caña de azúcar y las minas, les llaman monos y desprecian a los cholos de la sierra. El trío lo completa el Ecuador amazónico, al oriente de los Andes, la gran planicie selvática en torno a los ríos Napo y Pastaza cuya cultura, clima y morfología se asemejan a las del Amazonas brasileño o peruano.

Pocas naciones de América logran condensar tal variedad paisajística y ambiental en unas proporciones tan modestas: unos 256.000 kilómetros cuadrados, la mitad de superficie de España, que podrían cruzarse de norte a sur en menos de 24 horas. Pero las cifras engañan, de modo que si planeas un viaje a Ecuador, tómalo con calma y planifica la visita teniendo en cuenta que en este pequeño continente caben selvas amazónicas, glaciares permanentes, diez picos superiores a 5.000 metros, volcanes activos, desiertos, altiplanos áridos y algunos de los mayores bosques tropicales del mundo.

Para muchos, habría también un cuarto Ecuador, aún más verde y espectacular. Es el que empieza a partir de los 3.000 metros de altitud, en los valles andinos del centro del país, al que los ecuatorianos, conscientes del atractivo que tiene para el turismo, han protegido en una red de diez parques nacionales que salvaguardan los principales volcanes y ecosistemas de alta montaña.

Sólo cuando el viajero sube hacia esas alturas en coche por cualquiera de los infernales caminos de tierra y piedra que salvan los Andes puede comprender la tremenda diversidad de este pequeño país. La ascensión va dejando atrás comunas y caseríos de indígenas ataviados con chullos y ponchos de vivos colores para sumergirse en el bosque húmedo ecuatorial a 3.500 metros de altitud. Después llega el páramo, la puna andina de estéril y fría piedra. Más tarde, cuando todo vestigio de vida ha quedado anulado por el efecto de la altitud, da comienzo el reino de los hielos, las grietas y los seracs que arropan los cráteres dormidos. Son el Chimborazo, el Cotopaxi, el Sangay... la Avenida de los Volcanes,como la definió Humboldt, que hace las veces de espina dorsal de este increíble-pequeño país.

(continuará en el siguiente post)

Fotos© paco nadal