Tan cerca de acabar con ETA; tan lejos de aceptar a Sortu

Ningún Gobierno democrático ha estado tan cerca de acabar con ETA en España como el que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

Ningún Gobierno democrático ha conseguido debilitar tanto a la banda terrorista a fuerza de golpes policiales como el que dirige José Luis Rodríguez Zapatero.

Ningún Gobierno democrático llevó al Congreso de los Diputados la posibilidad de acabar con ETA a través del diálogo y mantuvo durante tantos meses conversaciones con los jefes terroristas salvo el que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero.

Ningún Gobierno democrático se equivocó tanto como el de José Luis Rodríguez Zapatero en su diagnóstico sobre el fin de ETA.

Ningún Gobierno democrático consiguió tantos avances en la estrategia de conseguir la ruptura de la izquierda independentista radical vasca con ETA como el que lidera José Luis Rodríguez Zapatero.

Ningún presidente democrático recibió tantos insultos y descalificaciones de las víctimas, al menos de una parte de las víctimas, y del principal partido de la oposición como José Luis Rodríguez Zapatero por sus tratos con ETA y sus decisiones sobre algunos etarras.

Ningún Gobierno democrático ha tenido tan cerca la posibilidad de terminar su mandato con el problema del terrorismo etarra resuelto como el que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

Ningún Gobierno democrático ha tenido que ilegalizar nunca a un partido de la izquierda independentista vasca que, como Sortu, proclama por escrito en sus estatutos el rechazo a la violencia terrorista de ETA. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero lo está intentando y confía en que el Tribunal Supremo avale en las próximas horas su desconfianza al nuevo movimiento de la izquierda abertzale que justificaba hasta ayer los crímenes de ETA.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ordenó a la Abogacía del Estado que redactará una durísima demanda para cerrar todas las puertas a Sortu y ahora espera que los 16 magistrados de la Sala Especial del Tribunal Supremo rechacen la legalización de la nueva formación política.

Esos son los hechos. Las opiniones, libres y, en este asunto, muy anónimas, son otra cosa. En el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero hay quienes piensan que Sortu, el partido que sucede a Batasuna con un rechazo a ETA por escrito, puede ser la oportunidad definitiva para cerrar el libro negro del terrorismo autóctono en España. Esos mismos pensadores del Ejecutivo temen que cerrar a Sortu el paso a las instituciones puede contribuir a prolongar la agonía del monstruo criminal.

Quienes razonan así sueñan, aunque nunca lo confesaran en público, con un pronunciamiento favorable del Supremo a Sortu que permita estrenar en Euskadi una vida sin bombas y sin la democracia amenazada por la pistola de los terroristas.

Pero los sueños casi nunca se cumplen porque la realidad no les deja salir de la burbuja de la ficción. ETA sigue viva, agonizante pero viva, y ha matado a 829 personas en 43 años de actividad criminal. Sus comandos se mueven en pleno alto el fuego y maquinan nuevos atentados. Mientras, Sortu rechaza los planes terroristas en comunicados tardíos pensando solo en la cita electoral del 22 de mayo, su línea de meta en esta carrera por regresar a las instituciones.

Y el Gobierno no se fía. A veces sueña, pero no se fía.