Jiménez pide en Líbano un gobierno "inclusivo" con todas las comunidades
Militares israelíes lanzan piedras contra una patrulla española en vísperas de la visita de la ministra
- ¿Se cumplirá el compromiso del anterior gobierno de colaborar con el tribunal internacional [que investiga el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri]?
- El nuevo gobierno atenderá los compromisos internacionales de Líbano de forma adecuada teniendo en cuenta la situación del país.
- ¿Qué significa de forma adecuada?
- Adecuadamente.
El diálogo ente la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, y el primer nuevo primer ministro, Nayib Mikati, refleja la ambigüedad de la política libanesa. Elegido el pasado 25 de enero con el apoyo de la milicia chií Hizbolá, este millonario amigo del presidente sirio Bachar El Assad, se enfrenta al dilema de mantener la colaboración con un proceso que puede sentar en el banquillo a sus aliados. Si lo hace, pondrá en pie de guerra a Hizbolá. Si no, se enfrentará a su antecesor Saad Hariri, hijo del político asesinado. El juez ha admitido nuevas diligencias, lo que puede dar unos meses de respiro. O de inestabilidad. Mikati aún no ha conseguido formar gobierno, por lo que en Líbano hay en teoría dos primeros ministros, uno electo y otro en funciones; lo que en la práctica significa que no hay ninguno. Jiménez le animó a que forme un "gobierno inclusivo"; es decir, con presencia de la coalición prooccidental.
En la base Miguel de Cervantes, en Marjayún, donde se concentra el grueso de los 1.100 militares españoles destacados en Líbano, se respira un clima de aparente tranquilidad. "Ahora incluso hay menos manifestaciones, ya que no hay Gobierno contra el que manifestarse", bromea un comandante. "Si quieres paz, vente al sur del Líbano", añade como eslogan el general español Alberto Asarta, jefe desde enero de 2009 de los 12.000 cascos azules de 29 países desplegados junto a la frontera con Israel. Pero la paz es frágil y puede quebrarse con un incidente nimio. En agosto pasado, la poda de un árbol en la línea de separación con Israel acabó con cuatro muertos. Ayer, desde el lado israelí de la frontera se lanzaron piedras en dos ocasiones contra una patrulla libanesa y otra española junto a la puerta de Fátima, antiguo paso fronterizo entre los dos países. Aunque no alcanzaron su objetivo, cayeron muy cerca de los soldados españoles. El general Asarta restó importancia al suceso y no quiso acusar a los militares israelíes hasta acabar la investigación, pero un destacamento del Ejército israelí está muy próximo al lugar del lanzamiento. En todo caso, fue una violación del alto el fuego por la que ya ha protestado ante Israel, subrayó. Una gamberrada o una provocación. Cuando se le preguntó si el suceso tenía relación con la visita de la ministra española, contestó tajante: "En absoluto".
La responsable de Asuntos Exteriores ha concluido hoy su gira por Oriente Próximo -que le ha llevado en cinco días a Egipto, Siria, Jordania y Líbano — con una visita a esta base, de 500.000 metros cuadrados, al pie de los ocupados altos del Golán. Aunque en su carrera política ha hecho de todo -de concejala a ministra de Sanidad-, era la primera vez que Jiménez pasaba revista a las tropas, ya que en noviembre pasado iba de acompañante del presidente Zapatero en su visita a Afganistán. Y lo hizo con paso ligero y seguro, pese a los tacones. Luego, rindió homenaje a los nueve militares españoles que han perdido la vida en Líbano -el último el pasado 31 de enero, de un infarto—desde que desembarcaron en la playa de Tiro en 2006. Y elogió "la extraordinaria labor, entrega y eficacia" de los militares españoles para evitar que Líbano vuelva a ser el campo de batalla de los conflictos que los países vecinos no quieren librar en su propio territorio. Un objetivo que no depende solo ni principalmente de ellos.
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