El próximo 8 de abril la periodista y escritora Carmen Fernández Villalba presenta su novela de literatura infantil Luzazul, de la editariol La Galera. Luzazul es especial sobre todo porque fue elegida por 235 jóvenes como la ganadora del premio Jóvenes Lectores de La Galera. Aprovechamos para hablar con la autora y saber sus trucos para que los niños lean.
¿Qué es Luzazul?
Luzazul es una novela juvenil de aventuras, fantasía y ciencia ficción, apta para todos los públicos. Se sitúa en la Galaxia Global, donde un científico-dictador ha extirpado el gen del sueño a los mortales para crear una raza de humanos perfectos. Pero, de repente, una niña perfecta, Iris, empieza a soñar y es expulsada al planeta Detritus, donde van a parar los seres y las máquinas defectuosos de la galaxia. Allí es acogida por el Clan de los Chicos Mutantes, que la ayudarán a reinstaurar la fantasía, a devolver la capacidad de soñar a los humanos y a impedir que muera la estrella Luzazul, resolviendo el enigma que hunde sus raíces en la era mítica, cuando existió la Dinastía de la Luz.
¿Por qué ciencia ficción?
La ciencia ficción me permitía crear un universo diferente, pero reconocible, que es una alegoría del mundo actual. Y me interesaba poner en evidencia el contraste que veo entre un mundo tecnificado –pero deshumanizado en algunos aspectos – y otro mundo casi prehistórico y onírico, que permite dar salida a los valores que nos humanizan: la solidaridad, el esfuerzo, la pérdida, el sacrificio, la amistad y la imaginación. Los elementos que la inspiran surgen del mundo actual. No pretendía hablar de un futuro incierto, sino algo que continúa siendo misterioso y fascinante a lo largo de los siglos: el enigma humano. Por último, diría que la ciencia ficción tiene varios niveles de lectura, y es un género que llegar a jóvenes de espíritu de cualquier edad.
¿Por qué están tan atraídos los adolescentes por los vampiros?
Magos, vampiros, brujas, mutantes, en el caso de Luzazul. Los jóvenes se sienten atraídos por personajes especiales por sus poderes “sobre o extrahumanos” y a la vez que sean, de alguna manera, parias, seres marginales, apartados o enfrentados a la sociedad, por unas razones u otras. El boom actual de los vampiros –especialmente de Crepúsculo- se da porque explota hábilmente su componente inherente de romanticismo, como un amor imposible entre adolescentes de diferentes naturalezas. Pero los vampiros han ejercido su seducción no sólo sobre los jóvenes. Casi desde la noche de los tiempos son un poderoso arquetipo, representación del mal, depredador, inteligente, inmortal, y que necesita de los humanos –mejor dicho, de su sangre- para subsistir. Los bebedores de sangre nos despiertan instintos primarios e irracionales. Y el morder el cuello tiene una clara connotación sexual, para qué negarlo. De manera muy poderosa, los jóvenes pueden sublimar su iniciación al sexo a través de los vampiros.
¿Cómo lograr que un adolescente lea libros?
Si hubiera una fórmula mágica, ya estaría patentada. Lo importante es que el/la joven se sienta libre de escoger sus lecturas. A veces la lectura está asociada a la obligatoriedad de la escuela y eso crea fuerte rechazo. En mi caso, tengo dos hijos, de 8 y 10 años. A la pequeña le encanta leer y puede pasarse largos ratos sumergida en un libro. Pero al mayor e no le gusta y yo he decidido no forzarle a leer, porque creo que sería contraproducente. Por suerte, muchas veces el hábito se genera en la adolescencia, aunque no se haya tenido en la infancia. Lo que sí hago es procurar que ellos experimenten el placer de leer a través mío. O sea, que por las noches leemos juntos quince minutos mínimo antes de ir a dormir. Compartimos un momento mágico: yo les narro la historia que surge de las páginas del libro y ellos la disfrutan. Creo que así planto una semilla, sin obligarles, pero compartiendo todos los valores que reporta un buen libro. Ahora estamos leyendo una nueva adaptación de Las mil y una noches, hecha para niños, con unas exquisitas ilustraciones.
¿En qué estado de salud se encuentra la literatura infantil?
La literatura infantil y juvenil actualmente debe competir con muchos otros estímulos o distracciones (electrónicos, internáuticos, físicos). Y aunque es aliada del cine y la televisión, que se nutre de sus mejores y/o más exitosos títulos, estos medios son su competencia directa. Paradójicamente, nunca se publicó tanto. Como autora, para mí es una cura de humildad visitar una librería y ver cuantos libros se ofrecen a los posibles lectores.
Me puedes recomendar tres libros para niños para este Sant Jordi:
Palabras envenenadas, de Maite Carranza, aborda en clave de thriller el abuso a menores, a través de la desaparición de una adolescente (publicado por Edebé); Las mil y una noches, maravillosa adaptación para niños del clásico de la cultura árabe (publicado por La Galera), y Reckless. Carne de piedra, el bestseller de Cornelia Funke, que abre su nueva trilogía, inspirado directamente en los cuentos de hadas de diferentes culturas (publicado por Siruela).
Creo que el truco para que los niños lean es muy sencillo: leer uno mismo (y que te vean en ello). De esta manera, lo asumirán como una actividad normal y que se da por supuesta en la vida, como comer y dormir. Al menos en mi caso creo que ésa es la clave, puesto que yo nunca he intentado incentivarles activamente de manera alguna. Ah, y que traigan dibujos molones como los del artículo! ;-P
Estoy de acuerdo con Ana, un niño hace lo que ve, lo que se le inculca, si te ve leer, el niño lee, los padres somos los ejemplos de los hijos...y no podemos pedirle a un hijo que lea si nosotros no lo hacemos
Si, en mi caso fue muy facil, hasta los 14 años no tuve tele en casi asi que no me quedaba otra que leer.....mis niñas si tienen tele, la mayor con 5 años esta empezando a leer y estoy deseando que aprenda del todo para que descubra ese mundo nuevo. Creo que tiene bastantes carencias a la hora de imaginar y espero que a traves de la lectura las vaya compensando.
Creo que a un niño le gusta leer o no independientemente de lo que hagan sus padres.
Está claro que favorece ver los libros y la lectura como algo normal, pero que le guste o no no depende de los padres.
Sé muchos casos de hermanos criados en la misma casa a los que les gusta y a los que no les gusta leer.
Es como los gustos en comida o en mil cosas más.
Recuerdo que mis padres me decían que cuando veía la tele con tres años, les pedía que me leyeran los títulos de crédito de los programas de televisión, a mí me ha gustato leer todo, todo, todo: envases de galletas, yogures, detergentes...
Pues no sé si eso de ver a tus padres leer influye... Yo soy una lectora despiadada desde niña. Me lo leía todo y en cualquier lugar (tirada en la cama o andando por la calle), pero nunca vi leer a mis padres. Creo que alguna vez el periódico y poco más. Mi hermano no lee, no le gusta, y dudo que se haya terminado alguna vez algún libro, ni que tenga más de tres en su estantería.Ahora, mis hijos, de 7 años, leen sin tregua, como yo a su edad. Ellos sí nos han visto leer, hemos leído con ellos cuando aún no sabían ni qué dibujos había en las páginas y seguimos leyendo juntos en muchas ocasiones. Así que no sé si el factor imitación es fiable o no...Sí que hemos procurado varias cosas:- No forzarles a leer. La lectura hay que amarla y a cada uno nos llega ese amor en un momento diferente. Respetémoslo. No todas las personas reciben el puñetazo en el cráneo del que hablaba Kafka.- Que lean lo que quieran. Mientras lo hagan, ¿qué más me da que sea un cómic de Mortadelo o un libro de dinosaurios? Eso sí, que tengan dónde elegir. En casa o en la biblioteca, la variedad es fundamental.- Sus momentos de lectura son sagrados. Procuramos no interrumpirles cuando leen. Su concentración es mayor y su disfrute, también. - Que lean como quieran. Solos o acompañados, tirados en la cama, sentados en el baño o mientras comen. Ya saben que un libro es un amigo para muchas ocasiones.Ahora van ampliando horizontes. Se sientan con un libro sobre el espacio y se les van las horas. Buscan cómics divertidos en la biblioteca. Se parten de risa con las aventuras de El Lazarillo de Tormes. Recomiendan libros a sus amigos y devoran artículos de alguna revista de ciencia y nos inundan a preguntas... Yo sólo sé que leer me hace muy feliz y espero habérselo transmitido de alguna manera.
Mi hija mayor está aprendiendo ahora a leer y es muy gratificante para ella que le deje uno de mis libros para que elija una palabra que sepa leer.Supongo que la motivación y el ejemplo es lo mejor.
mi peque me ve leer rara vez, porque reservo para la lectura las horas que paso en el transporte público, pero sí nos ponemos con ella a leer un cuento todas las noches, y vamos con frecuencia a la biblioteca, donde se pone a curiosear y a hojear los libros de la sección infantil como una posesa.
Es mui perfecto este blog! Com certeza tirarei muitos ensinamentos para propor ao meu neto.
Hola, Ana!! Muchas gracias por dedicar un espacio a reflexionar sobre el hábito de la lectura en los más jóvenes, y también por recomendar mi novela "Luzazul". La literatura juvenil no siempre tiene todo el espacio que merece y me parece encomiable que ayude a los padres a buscar maneras de "enseñar" a los hijos a leer. Tengo amigos que han leído "Luzazul" con/para sus hijos y lo han pasado fenomenal. Besos.
a mí me gustaría pensar que los niños hacen lo que ven , porque nosotros leemos mucho, pero me pasa como a Montserrat, que en mi casa mi spadres no leían ni las tapas de los yogures, no hubo en casa novelas ni nada parecido hasta que nos lo mandaron en el cole...Y sin embargo yo era de las de leer un libro cada semana mínimo, quedarme hasta las tantas por la noche porque no podía parar hasta terminarlo...Ahora con los dos enanos lo que necesito es dormir, pero aún así, aunque sea media página al día, siempre leo... es una droga dura de verdad la lectura, no consigo quitarme :)A la hora de la siesta y antes de dormir por la noche nuestro ratito de los cuentos es sagrado, y estoy deseando que aprendan a leer para compartir esta pasión con ellos.
Tropesar con un libro es el tropieso más alentador
Recuerdo haber escuchado decir al escritor peruano Mario Vargas Llosa, que, por obligación, sus hijos leían, por lo menos, una hora al día. Eso de obligación me llamó la atención. Aprendí a leer a los 5 años y descubrí el mundo más maravilloso que puede existir en esta vida que conocemos. Claro está que mis hermanos y yo, vimos leer a mis padres . Cuando fuí mamá me preguntaba ¿Cómo mi madre con 7 hijos y haciendo los quehaceres de la casa, se daba tiempo para leer y por la noche contarnos lo leido? Gracias a esa costumbre supe de Reineke el zorro, de las obras de Herodoto etc...Si existen niños de esta época que leen ¡es una maravilla!, tienen demasiadas distracciones; los niños de mi época tuvimos la suerte de distraernos leyendo los famosos comics y pasar de ellos a libros que contuviesen temas más serios y sin "figuritas", nos hacía sentir importantes. Creo que lo principal para "invitar" a que un niño tenga interés por la lectura es: primero empezar leyéndole, usando la debida entonación, emoción e ir comentando sobre lo leido; que sean lecturas apropiadas a su edad y sobre todo elegir el tema que pueda despertarle interés (recuerdo a uno de mis hermanos que le fascinaban las historias de los caballeros andantes) y sobre todo escoger una hora apropiada donde el ánimo de la lectura esté presente. Que nunca sea por obligación.
Lo díficil es empezar pero una vez se empieza, no se puede parar de leer.Recetas para niños:http://www.tuppermenu.com
Usted lleva alzado a su hijo recién nacido. Después de mucho esperar llega el autobús que lo debe llevar a la casa. Mientras se sube, los pasajeros lo miran con esa mirada de solidaridad y ternura que despiertan los bebes. Mientras ellos lo miran, usted con la mirada busca asiento -los brazos los tiene cansados y tiene miedo de caerse- pero no encuentra a primera vista. Decide quedarse de pie a un lado del pasillo para así molestar menos e ir más seguro. (seguir leyendo...)http://lasmiradasperdidas.blogspot.com/2009/01/gestos-olvidados.html
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Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.