Los héroes del manga invaden L'Hospitalet
Cientos de jóvenes se disfrazan para visitar la feria del cómic japonés
Spiderman, supermarios, madelmanes, Krugers sanguinarios, inocentes caperucitas, inspectores de policía, pero sobre todo mucho disfraz de colegiala japonesita que hubieran hecho babear al visionario Sánchez Dragó. No era el caso. Todos ellos visitan la decimosexta edición del Salón del Manga de L'Hospitalet, ya más que una tradición, una cita obligada para la juventud amante de los héroes del cómic y del videojuego.
Como dijo la alcaldesa de la ciudad, Núria Marín, muchos jóvenes conocen la localidad próxima a Barcelona gracias a esta cita anual. En esta ocasión la estrella de la inauguración era Peter Molineux, diseñador de videojuegos, alejado de la estética manga, pero un creador con varias décadas de productividad, con títulos como Black and White, y ahora Fable III. Un maestro que llenó el salón de actos de la feria, cuando media hora antes las autoridades de turno apenas habían logrado reunir a cincuenta personas, de ellas menos de una docena veinteañeras.
Pero el espectáculio de la feria no está en el salón de actos, ni en las muestras del Kinect, por muy gracioso que sea ver las gesticulaciones y los saltos de la gente ante el sistema de juego sin mandos de Microsoft. El espectáculo en el salón manga lo ponen los mismos asistentes, en un 90% adolescente, jóvenes impecablemente disfrazados con las ropas y las herramientas de sus héroes favoritos. Los héroes japoneses se llevaban la palma por diversidad y cantidad. El tuneo japonés llegaba hasta los puesto de comida rápida, comos los pasteles de arroz, a dos euros, o los fideos calientes.
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