"Comeremos cuando haya una solución de futuro"
Cuatro mineros inician una huelga de hambre frente a las oficinas del patrón que les debe dos nóminas y se suman a las múltiples protestas que viven en León, Asturias y Palencia
Las protestas de los mineros del noroeste español arrecian. Sobre todo en la provincia de León, donde ya se cuenta con el encierro de 13 mineros, cortes de carretera, suspensiones puntuales del tráfico ferroviario y, la novedad de hoy, una huelga de hambre en Ponferrada, el corazón del Bierzo. "Lo importante es hacernos notar. Molestar a mucha gente, aunque luego, eso sí, tenemos que pedir perdón por las molestias", opina Miguel Menéndez, uno de los cuatro acampados frente a la oficina de uno de los empresarios que no les pagan, Victorino Alonso, con 2.000 trabajadores en Palencia, León y Asturias. El otro es Manuel Lamelas Viloria.
Menéndez, y sus compañeros Jorge Vega, Severino Álvarez y José Luis Álvarez desmontarán la tienda de campaña no ya cuando cobren lo que les adeudan los grupos Alonso y Viloria. Recogerán sus bártulos "cuando se firme el real decreto", cuenta este minero de Villablino (León) por teléfono móvil. A falta de una serie de flecos por cerrar, ese real decreto posibilita que las centrales térmicas consuman carbón nacional, lo que reactivaría el febril sector de la hulla.
Menéndez trabaja para Viloria, y sus tres colegas de acampada, para Alonso. "Como el Ministerio [de Industria] deja que nuestros jefes hagan lo que les da la gana, y ellos nos utilizan para pedir subvenciones al Gobierno alegando que no tienen con qué pagarnos, pues aquí nos hemos plantado: en las oficinas de Victorino exigiendo soluciones de futuro".
Victorino López es el mayor empresario minero del país, y posee cuencas en León, Asturias y Palencia. El futuro carbonero es negro: Bruselas decretó el cierre de todas las explotaciones que precisen de ayudas públicas en 2014.
Los cuatro portan una camiseta con los lemas Laciana, levántate y lucha y Carbón autóctono + industrialización = futuro. Llevan desde las siete de la mañana sin comer, descansan en sacos de dormir y, para combatir las frías noches bercianas, no llevan más que una sudadera por cabeza. "Esperamos que mañana venga un médico, para recomendarnos qué beber. También esperamos, claro, que esto no dure demasiado. Pero hasta que no se firme el real decreto seguiremos como estamos", indica Menéndez.
El Ayuntamiento ponferradino no les ha puesto pegas, sino todo lo contrario. "Nos van a traer incluso un generador eléctrico, para que podamos cargar nuestros móviles. Así no dejaremos de atender a la prensa".
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