Celebrado un acto a favor de los presos de ETA en Barcelona que prohibió la Audiencia Nacional

Al despiste y camuflándose entre familias. Así han logrado hoy una cuarentena de manifestantes burlar la prohibición de la Audiencia Nacional y celebrar un acto de apoyo a presos de ETA en Barcelona. El juez Ismael Moreno dictó un auto ayer en el que prohibía la marcha, prevista para la una de esta tarde, al considerar que servía para enaltecer el terrorismo. El lugar escogido para el acto ha sido clave para su celebración: en principio, la marcha a favor de los presos tenía lugar en el paseo del Borne, justo al lado del Fossar de les Moreres, una pequeña plaza con limitados accesos, epicentro de los independentistas de izquierdas durante la Diada catalana. Los Mossos d'Esquadra han acordonado el paseo, pero no han accedido a la plaza, llena de familias y niños que celebraban la festividad y paseaban por los tenderetes en los que se vendía todo tipo de merchandishing nacionalista.

Minutos después de la una de la tarde, unos cuarenta jóvenes se han situado en el centro de la plaza y han desplegado una pancarta en la que se podía leer: La lucha continua. Libertad para los presos políticos. Desde hacía una hora se encontraban en el Fossar de les Moreres, donde habían llegado en una manifestación por la Diada que sí estaba autorizada y organizada por varios colectivos de la izquierda independentista. En el cartel que enarbolaban los radicales había las fotos de dos etarras encarceladas: Marina Bernadó, que colaboró con la banda terrorista, y Lola López, acusada de cometer asesinatos como miembro del comando Barcelona. Durante pocos minutos, con un ojo puesto en los exteriores de la plaza por si los Mossos entraban a impedir la protesta, los jóvenes han gritado consignas reclamando la libertad para las presas y contra la Audiencia Nacional, y tras ello se han vuelto a dispersar. La policía autonómica no ha actuado en una plaza que continuaba repleta de gente que nada tenía que ver con la protesta, aunque ha continuado vigilando los aledaños para evitar que el acto fuera más allá.