La incertidumbre sobre los 'correbous' desplaza a Tarragona hacia la defensa de las corridas
Los diputados de la circunscripción han virado hacia sufragios contrarios al veto en la votación de esta mañana
Más bien en contra de las corridas y a favor de los correbous. Era la postura con que el grueso de diputados catalanes de la demarcación de las tierras del Ebro, la zona más extensa de la circunscripción de Tarragona, afrontaba la votación sobre la prohibición de las corridas de toros. Esta mañana, ya frente al botón de voto del Parlament, se ha concretado el fallo más sonado de las quinielas. El signo mayoritario de estos 18 diputados ha sido el voto en contra del veto, mientras otros han virado del anunciado voto favorable hacia la abstención. A través del sufragio o incluso mediante ausencias deliberadas en la Cámara. Algunos diputados, especialmente los de CiU, no han vacilado en justificar el cambio de actitud por la incertidumbre que ensombrece ahora al futuro de los correbous: encierros muy populares en la región ribereña del río Ebro que, por ser más o menos violentos según las costumbres de cada localidad, son cuestionados por algunos grupos antitaurinos. Los mismos que este mediodía celebraban haber vetado las corridas de toros en Cataluña.
Ocho diputados de Tarragona han votado en contra de la prohibición; siete la han apoyado mientras otros tres han optado por la abstención. Los votos en defensa de las corridas de toros han llegado, al margen de los diputados del PP cuyo posicionamiento se daba por descontado, de los cinco diputados del PSC y otro de CiU. De esta formación nacionalista han sido también los diputados abstencionistas, dos de ellos sin presentarse siquiera a formalizar el voto en protesta por el suspenso que se cierne sobre los correbous. Los votos a favor de la prohibición los han dado los miembros de ERC, ICV, además de otros tres diputados convergentes.
La semana pasada, cuando se preveía que la prohibición a las corridas debía votarse de forma conjunta con otra norma específica que blindaría a los encierros allí donde quedara probado que son una tradición, las quinielas señalaban en Tarragona una mayoría de la abstención, seguida de la opción favorable a prohibir las corridas. Pese a la inexactitud que comportan este tipo de previsiones, en la que la mayoría de diputados se orientaban hacia una u otra posición pero sin revelar su intención de voto, los representantes de CiU y PSC parecen haber sido los más sensibles a la hora de variar el voto ante la situación de indefensión en que, lamentan, han quedado ahora los correbous.
El resultado leído en clave regional defiende la continuidad de las corridas de toros en la provincia. Ello ilustra que la pasión taurina es relevante en el área de Tarragona aunque siempre se ha orientado más a la vía pública que no al ruedo. La tradición centenaria de los correbous, fuertemente implantados también en las localidades de la Comunidad Valenciana fronterizas con la región, ha consolidado en la zona el desarrollo de las principales ganaderías de bravos de Cataluña y algunos de los más fervientes defensores de la tauromaquia en general y los encierros en particular. La popularidad de esta celebración, cuyo blindaje respecto a la prohibición de las corridas de toros parecía asegurado, se ha convertido en nerviosismo para los lugareños. Y para sus políticos, como ilustra el cambio en el sentido de los votos de esta mañana.
El blindaje al que aspiran los correbous ha quedado postergado sin fecha prevista tras la maniobra realizada por el PP a pocos días de la votación de hoy. El grupo conservador impugnó la cláusula que debía salvaguardar la celebración de estos encierros, limitándolos a las localidades donde sean una tradición, es decir, a las tierras del Ebro. El PP aspira abrir la puerta a que la posibilidad de celebrar encierros se amplíe también al resto de Cataluña, por lo que ha pedido al Consejo de Garantías catalán que determine si la cláusula prevista encaja en el marco estatutario. La votación queda ahora pendiente del veredicto de este organismo, que no resolverá la cuestión hasta el próximo curso político.
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