Ya sólo queda Valencia
La caída de Bárcenas tras los indicios acumulados contra él en el 'caso Gürtel', deja a Francisco Camps y su equipo solos frente al sumario
Catorce meses después de que el juez Baltasar Garzón desarticulara la más extensa trama de corrupción de la democracia vinculada a un partido político ya sólo queda Valencia.
Aquello que dijo Mariano Rajoy en febrero de 2009, rodeado de gobernantes que favorecieron a la red corrupta, se ha quedado viejo. "Esto no es una trama del PP sino una trama contra el PP", declaró solemne. Pues para no ser una trama del PP, ha tenido dentro del partido unos efectos demoledores pues se ha llevado ya por delante a los alcaldes madrileños de los ayuntamientos de Pozuelo, Boadilla, Majadahonda y Arganda; enriquecidos sin límite tras favorecer al cabecilla de los corruptos, Francisco Correa; ha forzado la destitución del consejero de Deportes de la Comunidad de Madrid, Alberto López Viejo, el hombre que organizaba todos los actos de la presidenta Esperanza Aguirre; ha sacado de la política a varios altos cargos madrileños del PP; y obligado a suspender de militancia a tres diputados autonómicos. La última víctima, Luis Bárcenas, ha sido el hombre de las finanzas en el PP nacional en los últimos diez años, primero como gerente y después como tesorero nacional.
Luis Bárcenas ha pedido la baja de militancia acosado por una montaña de indicios sobre su comportamiento corrupto: cobro de comisiones millonarias de la trama; negocios oscuros de compra de cuadros para lo que sacó 330.000 euros en billetes de 500 cuya justificación apenas creen los propios compañeros del partido; inversiones anómalas a nombre de su mujer en proyectos urbanísticos del jefe de la trama, Francisco Correa, regados con dinero opaco al fisco. Las finanzas del PP han quedado así tocadas para siempre.
Ahora sólo queda Valencia, una comunidad donde la trama corrupta echó raíces a través de uno de sus jefecillos, Álvaro Pérez, el Bigotes, quien mantenía con los principales dirigentes autonómicos una promiscuidad sospechosa. Las empresas de la trama recibieron decenas de contratos a dedo y otros en concursos que el Tribunal de Cuentas valenciano y los peritos judiciales del caso Gürtel, consideraron irregulares.
La trama corrupta compró trajes en todas las temporadas de varios años al presidente Francisco Camps, a su ex vicepresidente Víctor Campos; al ex secretario general, Ricardo Costa; al jefe de gabinete de la consejería de Turismo, Rafael Betoret, y al director de la televisión autonómica valenciana, Pedro García.
La trama corrupta regaló al menos un reloj de 2.400 euros a la consejera de Turismo, hoy presidenta de las Cortes Valencianas, que le adjudicaba año a año desde que se instaló en esa comunidad el contrato del montaje del pabellón en Fitur.
La trama corrupta agasajó a las esposas e hijos de los principales gobernantes valencianos con todo tipo de regalos caros.
La trama corrupta facturó en dinero negro decenas de actos electorales del PP y se prestó a facturar otros actos a empresas privadas que financiaron ilegalmente a esta formación política, según la investigación.
La trama corrupta montó un negocio multimillonario en torno a la visita del Papa a Valencia, forzando que la televisión valenciana, dirigida por Pedro García, un íntimo amigo de la red Gürtel que colaboraba con el negocio, adjudicara por seis millones de euros la sonorización e instalación de pantallas a una constructora leonesa, Teconsa, que en su vida había hecho un trabajo de esas características. Teconsa subcontrató el trabajo por tres millones y repartió con la trama corrupta los beneficios, según la investigación.
La trama corrupta preparaba otro pelotazo para la celebración de la gala de los premios Grammy de la música de 2010 en Valencia con lo que pretendía ganar hasta ocho millones de euros. Para ello contaba con la ayuda de los jefes de la Feria y de la televisión valenciano, cargos de confianza de Francisco Camps, y con la connivencia del propio presidente autonómico. Pero Garzón y su operación Gürtel, frustró el enésimo negocio a costa del erario público.
Y pese a todas esas evidencias, el Gobierno valenciano sigue en pie, pendiente de una decisión del Supremo y de muchas decisiones del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que sigue investigando la financiación ilegal del PP valenciano, el pago de sobornos, o el reparto del botín de la visita del Papa. Catorce meses después, ya sólo queda Valencia.
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