Blasco vuelve a la primera línea
El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, se apoya en Carlos Fabra y Alfonso Rus, presidentes provinciales de Castellón y Valencia, para mantener el equilibrio y sacar adelante la renovación de la cúpula orgánica del PP tras la crisis desatada por el 'caso Gürtel', que de momento se ha llevado por delante al ex secretario general, Ricardo Costa por los supuestos regalos recibidos por la trama y taponar la hemorragia orgánica. Camps se atrinchera así frente al presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, heredero del zaplanismo y uno de los pocos que ha criticado de forma abierta la gestión del presidente del Consell en el caso, así como los nombramientos que éste improvisó para salir al paso de la fulminación de Costa por parte de la dirección nacional del partido.
Huyendo de un posible adversario, por ahora minoritario, Camps se sustenta sobre dos barones con los pies de barro. Por una parte, Carlos Fabra está imputado por fraude fiscal y falsedad en documento público y prevaricación. Por la otra, Alfonso Rus es reo de sus despropósitos verbales, que le han llevado a insultar a la comunidad docente y otros colectivos.
Camps sitúa a un hombre de su total confianza, el vicepresidente Juan Cotino, como enlace entre el partido y el Gobierno valenciano, mientras que el nuevo secretario general y el vicesecretario (Clemente y Ciscar) carecen de peso específico en el partido. El gran beneficiario de la reestructuración ha resultado ser el consejero de Inmigración Rafael Blasco, un superviviente del FRAP y los gobiernos socialistas de Joan Lerma, y con una gran capacidad política. Blasco fue un hombre clave en las estrategias del partido en los años de Eduardo Zaplana, quien lo rescató para la política tras su defenestración apestado de supuesto cohecho, y también lo ha sido para Camps.
Suya fue la estrategia para hacer frente al acoso judicial al presidente por los trajes regalados por la trama, caso que fue archivado y está pendiente de una decisión del Tribunal Supremo, presentando la acusación como un ataque a todo el pueblo valenciano. Ahora Blasco, tras haber pasado a segundo plano en los últimos meses, toma las riendas del partido en las Cortes y se reafirma como uno de los hombres fuertes en el Consell, especialmente diseñado para épocas de turbulencias.
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