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El presunto autor del crimen de las dos policías en L'Hospitalet se declara inocente

El fiscal pide para él 103 años de cárcel.- Pedro Jiménez achaca los asesinatos a un tal Álex

El presunto autor del crimen de las dos policías en prácticas en l'Hospitalet de Llobregat ocurrido en 2004, Pedro Jiménez García, de 39 años, se ha declarado inocente de los cargos que se le imputan en la primera jornada del juicio que tiene lugar en la Audiencia de Barcelona. "No soy culpable del crimen y pretendo demostrarlo a lo largo del juicio", ha insistido Jiménez. El fiscal pide para el acusado 103 años de prisión.

El acusado ha reconocido que estuvo en el domicilio de las víctimas la mañana del crimen, pero ha negado tener relación alguna con los hechos, que ha achacado a un supuesto narcotraficante turcoalemán al que ha llamado Álex. Además, ha dicho que fue utilizado "para encubrir las dos muertes".

Las relaciones con Aurora R.G. fueron "consentidas"

Según el relato de Jiménez, la madrugada del 5 de octubre de 2004 se dirigió al piso del barrio del Bellvitge, sin saber que allí vivían las dos policías, por encargo de un tal Mustafá D., a recoger un sobre con drogas, concretamente chocolate y cocaína. En la vivienda, ha asegurado, mantuvo relaciones sexuales "consentidas" con Aurora R.G y que utilizó preservativo, por lo que no pudo encontrarse "ningún tipo de semen". Al abandonar el piso, las jóvenes policías se encontraban "completamente bien" y ha insinuado que el crimen lo podría haber cometido el tal Álex, al que encontró en las escaleras antes de abandonar el inmueble, según ha dicho, pero del que no ha podido aportar más datos y que no ha sido identificado en el proceso judicial. Después, se dirigió a la plaza España de Barcelona para entregar la droga a Mustafa D.A. y se fue a comer con su hermana Montserrat. Con el dinero obtenido por la droga se iba a comprar un billete para ir a Madrid a visitar a una pariente.

Un testigo niega que exista Álex

Sin embargo, en su posterior declaración como testigo, Mustafá D. ha negado que le hiciera encargo alguno a Jiménez, a quién apenas conocía, y ha asegurado que el supuesto Álex no existe. "Jamás he visto a Álex. Todo esto es una película que se ha montado -el acusado- desde el principio", ha aseverado Mustafá D. en referencia a la versión mantenida por Jiménez. Además, ha explicado que cuando se vio con el procesado horas después del crimen, éste iba ataviado "con ropa de mujer" y tenía "manchas de sangre".

Por su parte, el agente que trabajó con Silvia N.G. en su último servicio durante el turno de noche ha asegurado que estuvo con ella hasta las 8.00, lo que significa que la joven no se encontraba en el domicilio a las seis de la mañana, hora en la que el presunto asesino dice que llegó al barrio de Bellvitge.

Un crimen brutal y un ejemplo de fracaso del sistema penitenciario

El caso, además de constituir un crimen brutal, es un ejemplo del fracaso del sistema penitenciario y de los programas de tratamiento con algunos violadores. Pedro Jiménez había sido condenado en 1988, cuando tenía 19 años, a 15 años de cárcel por violación. En 1993 reincidió y cometió tres nuevos delitos de robo con violación. Parecía que estaba rehabilitado, dijeron los psicólogos. Por eso le concedieron permiso del 3 a 6 de octubre de 2004.

Según el relato del fiscal, sobre las seis de la mañana del 5 de octubre, se apeó en la parada del metro de Bellvitge y estuvo dos horas deambulando por un barrio en el que no tenía ningún arraigo. En su camino se cruzó Silvia Nogaledo, de 28 años de edad, una policía en prácticas que volvía de trabajar y a la que siguió hasta su domicilio, situado en la Rambla de la Marina. En el ascensor del inmueble, la amenazó con una navaja y la obligó a entrar en su vivienda, siempre según la Fiscalía. En el interior de la vivienda estaba Aurora Rodríguez, de 23 años, también policía en prácticas, que compartía alquiler con su compañera. El fiscal explica que Jiménez las ató a las dos de pies y manos e inició su escalofriante actuación.

Violación y asesinato brutal y despiadado

Amenazando a Aurora Rodríguez con una navaja, la violó y le clavó "brutal y despiadadamente" el arma en la espalda un total de cuatro veces, siguiendo la línea de la médula espinal. La muerte fue instantánea. Después se dirigió hacia Silvia Nogaledo. Estaba atada a la pata de la cama y también le clavó un cuchillo en cinco ocasiones, que le afectó al pecho y el pulmón izquierdo. La muerte fue súbita, pero actuando "con total desprecio hacia la dignidad del cadáver", según afirma el fiscal, la violó con un objeto que después encontraron los Mossos d'Esquadra al descubrir el cadáver.

Después, siempre según la tesis del fiscal, el acusado revolvió la vivienda, sustrajo un tarjeta de crédito de una de las víctimas, se cambió de ropa y de calzado y prendió fuego a dos colchones, un sillón y un sofá con la ayuda de una botella de ron para facilitar la combustión.La fiscalía le acusa de dos delitos de asesinato y uno de agresión sexual, allanamiento de morada, profanación de cadáver, incendio, robo con violencia consumado, robo con fuerza y quebrantamiento de condena.

La lista de acusaciones suma 107 años y medio de cárcel. El fiscal recuerda que se le puede condenar hasta un máximo de 40. Está previsto que el juicio dure cuatro días, aunque el deseo del tribunal es acabarlo en tres.

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