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Un juez investiga si un policía tomó manía a un conductor y se inventó denuncias para quitarle el carné

El automovilista ha presentado una querella y afirma que es imposible que el mismo agente estuviese simultáneamente en dos lugares distanciados

Un juez de Madrid ha abierto diligencias a un agente de la policía local que multó dos veces en un mismo día y con una diferencia de apenas 15 minutos a un transportista al que imputa infracciones gravísimas que implican la pérdida del carné de conducir, sin contar la multa, cerca de 1.000 euros de multa. El automovilista afirma que el agente le cogió manía tras una discusión viaria entre ambos (estando el policía fuera de servicio) y que se la juró. Lo extraño de este caso es cómo un mismo agente pone dos multas a la misma persona en unos 15 minutos de diferencia y en distintos sitios de Madrid sin detenerle ninguna de las dos veces ni realizarle la prueba de alcoholemia, pese a la extrema gravedad de las infracciones que le atribuye.

El conductor, cuyas iniciales son Antonio M. H., ha acudido al abogado Carlos Campos y se ha querellado por falsedad contra el agente. "Te voy a quitar el cané de conducir". La amenaza se la soltó supuestamente el citado agente policial a Antonio, transportista de paquetes, tras la discusión que ambos mantuvieron por un tema de tráfico. El policía iba con su coche particular, de paisano y estaba fuera de servicio, según Antonio. Tras el encontronazo, Antonio siguió su ruta y no le dio importancia a la amenaza. Su sorpresa fue cuando, varias semanas después, le llegaron a su casa dos multas por infracciones que había cometido. Y no eran multas leves: eran de las más graves.

La suma de ambas lleva aparejada la pérdida del carné de conducir: seis puntos cada una y casi 1.000 euros de multa en total, según ha confirmado su abogado. No es fácil refutar una denuncia, pues la ley otorga presunción de veracidad a la palabra de un agente de la autoridad sobre la versión de un particular. Antonio vio que el asunto no iba en broma (necesita el carné de conducir para su trabajo), y estudió detenidamente sendas denuncias. Y observó supuestas lagunas. Las denuncias revelan que, en unos 15 minutos, Antonio cometió auténticas tropelías viarias en dos puntos de Madrid distantes. En una de las denuncias, el agente le imputa que iba con exceso de velocidad por varias calles de Madrid, zigzageando, subiéndose en las aceras y poniendo en peligro la seguridad de los viandantes.

A una distancia de 5,7 kilómetros

El abogado de Antonio dispone de documentación que acredita que es imposible lo que se dice en las denuncias y que éstas son un invento del policía. En la refriega verbal, Antonio le pidió el número de placa, que coincide con el que aparece en las denuncias, según el letrado. La versión de Antonio es la siguiente: la discusión se produjo a las 14.40 el día 18 de diciembre de 2006. En ese momento, Antonio asegura que repartía paquetes para dos empresas. Uno de ellos lo dejó en la calle José Arcones Gil, número 98, bajo A. Su ruta de trabajo se halla en calles comprendidas en el Código Postal 28017 de Madrid.

La primera de las sanciones es del mismo día de la discusión. Señala el policía que Antonio se hallaba a las 15.15 en la calle San Ciprianio, número 10, y que en ese momento mantenía una carrera de velocidad con otros vehículos. La segunda también corresponde a ese mismo día, pero a las 15,25 (sólo 10 minutos después), en la calle Vega del Pozo, número 5, cuando realizaba supuestamente una conducción temeraria, zigzagueante. Según Antonio, en las horas que indican las denuncia él estaba haciendo su ruta y repartiendo paquetes, pero ni de lejos pasó por las zonas indicadas en las multas. A las 15.00 hora señala que se hallaba en la calle Luis Ruiz, 71, 3º, B, entregando un aparato de ADSL. Y a las 15.10 en la calle Fernado Gabriel, número 5, realizando una entrega a Inmaculada J. G. En concreto, un teléfono móvil. Finalmente, a las 15.30, Antonio asegura que estaba en la calle Paredes de Navas, 16, entregando a Eduardo A. B. otro teléfono móvil.

Antonio, aparte de precisar las calles y números, ofrece como prueba la hoja de reparto de las dos empresas para las que presta servicio y las firmas de los clientes de la hora en que reciben el paquete.También aporta las multas donde figuran las horas exactas de las supuestas infracciones. Desde las calles en las que prestaba servicio Antonio hasta los lugares donde las denuncias le imputan las infracciones hay más de cinco kilómetros de distancia. Según Antonio, el agente pretende hacer creer que a las 15,10 él estaba en la calle Fernando Gabriel y que se desplazó, en menos de cinco minutos, tráfico incluido, a la de San Cipriano (hay una distancia de 5,7 kilómetros).

Le llama la atención a Antonio que una persona que es denunciada por el mismo agente en dos ocasiones, entre las que sólo distan menos de un cuarto de hora y por hechos tan graves, no fuese detenida ninguna de las veces ni se le practicase la prueba de alcoholemia. Y también la rapidez con que el agente redactó las denuncias en ambos lugares. Y tampoco es coherente, según Antonio, que en ambas ocasiones le dejase ir sin más trámites y no le detuviera. "¿Y dónde está el otro coche con el que competí, cuáles son sus datos?", se pregunta este conductor. Y añade: "Seguro que ambas denuncias están sin firmar y que en el casillero pone que me negué a hacerlo", razona. La batalla judicial entre ambos acaba de empezar.

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