La vuelta de Britney Spears

La estrella del pop estadounidense Britney Spears está de vuelta en los escenarios después de tres años de ausencia y meses de rumores sobre cuándo se celebraría su primer concierto. Finalmente, se produjo la noche del pasado martes en la sala House of Blues de San Diego, aunque fue breve y de tapadillo.

Nada que ver con el anunciado regreso "más grande y mejor" que la estrella prometió a sus seguidores en su página web a principios de año. Tampoco se ajustó a los 125 dólares (unos 92 euros) que pagaron por quince minutos de actuación los que pudieron hacerse con las entradas.

El regreso de Spears, de 25 años y madre de dos hijos, se rumoreaba en internet tras meses en los que sólo se habló de una vida personal fuera de control.

Sin previo aviso, la joven Spears subió al escenario tan llamativa como siempre, con un minúsculo sujetador rosa, una falda blanca y unas botas de go-go hasta la rodilla, además de una larga peluca castaña.

Según los asistentes, su interpretación fue menos memorable y se dedicó a desempolvar una tras otra canciones viejas, incluida la popular Baby One More Time.

Spears subió al escenario de este pequeño club acompañada de cuatro bailarinas y rodeada de guardaespaldas para una actuación que House of Blues anunció como del grupo The M&Ms. Tan sólo una hora antes de la actuación el pinchadiscos mencionó el nombre de Spears.

Se trata de la primera actuación de Spears desde su última gira en 2004. Desde entonces, la vida de Britney Spears ha eclipsado su talento como cantante y estrella, y la famosa se ha convertido en una presencia continua en la prensa del corazón por razones de lo más variadas y menos artísticas.

Entre ellas se encuentran su divorcio del cantante y bailarín Kevin Federline nada más dar a luz a su segundo hijo, sus fotos sin ropa interior, su conducción peligrosa y con el bebé en brazos o su rapado de pelo.

En marzo, la joven que se dio a conocer en el programa de televisión Mickey Mouse Club pasó por un centro de desintoxicación tras lo que su propia familia definió como un comportamiento "fuera de control".