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Cientos de personas despiden al parricida y a sus tres víctimas en Toledo

El juez solicita una segunda autopsia al cadáver del triple homicida para saber si consumió alguna droga antes de cometer los crímenes

Más de 300 personas han despedido hoy en El Real de San Vicente (Toledo) a Gregorio Ramos Rubio, El Culebro, de 59 años, así como a su madre, esposa e hijo -de 92, 58 y 27 años, respectivamente-, a los que mató a hachazos la madrugada del sábado antes de herir de gravedad a otras dos hijas y acabar con su vida tirándose desde un noveno piso.

Aunque estaba previsto que los funerales comenzasen sobre las 12.00 horas, se han retrasado una hora después de que por orden judicial se volviera a repetir la autopsia al cuerpo de Gregorio, para comprobar si había consumido estupefacientes antes de perpetrar la matanza.

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La iglesia de la localidad golpeada por la tragedia, ubicada en las estribaciones de la sierra de Gredos, se ha quedado pequeña para escuchar la misa funeral oficiada por el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, con la ayuda de cuatro sacerdotes de El Real de San Vicente.

”No resistió más”

De hecho, muchos vecinos han permanecido fuera del templo por falta de espacio y han continuado mostrando su "consternación" e "incredulidad" por lo sucedido y han insistido en que Gregorio era una persona "muy cariñosa, honrada y bastante responsable". Los habitantes de El Real de San Vicente creen que estaba harto del agobio que le suponía cuidar a sus familiares, aquejados de largas enfermedades: "No pudo aguantar la presión diaria" y "no resistió más".

Amigos del hijo del parricida fallecido en el suceso han portado los cuatro féretros hasta el interior de la iglesia. Los familiares han protagonizado la escena más tensa del día al entrar en el templo descompuestos por el dolor y entre gritos. Dos psicólogos han ocupado el primer banco, donde se sentaron los familiares de la esposa del parricida, entre ellos sus dos hermanas, por si precisaban ser atendidos en algún momento.

El cardenal Antonio Cañizares ha dicho que "estamos aquí para encomendar el alma de Gregorio, Salvadora, Julia y David" y ha añadido que "especial misericordia pedimos para Gregorio", que se suicidó tras dar muerte con un hacha a los otros tres miembros de la familia y dejar heridas a dos hijas que permanecen ingresadas en hospitales, una de ellas muy grave. El cardenal ha señalado que Gregorio "se ocupó de su familia como pocos" y ha agregdo que "él fue misericordioso, ¿cómo Dios no va a tener misericordia con él?".

El cortejo fúnebre ha abandonado la iglesia pasadas las 14.30 en dirección al cementerio del pueblo donde han recibido sepultura los cuatro cuerpos.

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