_
_
_
_
_

Una mujer da a luz a su duodécimo hijo con 62 años de edad

La estadounidense es además abuela de 20 nietos y bisabuela de tres pequeños. Es el tercer hijo que tiene con su actual marido, de 48 años de edad

Una mujer estadounidense de 62 años de edad, que tiene además otros once hijos, 20 nietos y tres bisnietos, dio ayer a luz al que es su duodécimo pequeño. Janise Wulf, la sexagenaria madre, es todo un personaje. Ciega de nacimiento, y casada ya en terceras nupcias con un hombre de 48 años de edad, quería tener un hijo más (el tercero) de él, y lo consiguió. Ha pesado poco más de 3 kilos cuando ha visto la luz en Redding, en California.

"Siempre me han gustado los niños. No ha sido siempre fácil", afirma Wulf. Y no se refiere a su extraordinaria capacidad para dar a luz a un hijo en una edad tan tardía, sino a la experiencia de ser madre.

La veteranía es un grado, y Wulf afirma orgullosa que piensa que es mejor madre cuanto más envejece. Sus anteriores hijos -otros dos- con su actual marido, con el que se casó hace ya siete años, fueron todos fecundados in vitro. El mayor de ellos tiene ya tres años.

Ocho hermanos y tres maridos

"Vengo de una familia numerosa, mi madre tuvo cinco hijos. Y yo tenía además otras dos medio hermanas, por parte de mi padre. Para mí, es mi vida", afirma Wulf rodeada de su enorme familia, que no para de crecer.

Wulf reconoce que dudó a la hora de tener un hijo más, no tanto por su edad para alumbrar, como por su capacidad para criar y educar a un niño cuya madre, cuando él llegue a los 13 años, contará ya 75. La cuestión no fue sin embargo un obstáculo: "hay muchos abuelos que crían a niños pequeños, y les va bastante bien", zanja la bisabuela.

La mujer que más tarde dio a luz era, hasta el pasado año, una italiana de la misma edad que Wulf, pero el pasado año una rumana marcó un peculiar récord que sigue imbatido. Dio a luz a dos gemelos, con 67 años cumplidos.

Janise Wulf, tumbada en la camilla del hospital. Al fondo, Scott, su marido.
Janise Wulf, tumbada en la camilla del hospital. Al fondo, Scott, su marido.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_