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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

"El Carmel se debió a un error humano bastante tonto"

El ex director de la empresa pública GISA, responsable de las obras de ampliación del metro de Barcelona, explica la causa del derrumbe

La perforación de un túnel bajo el barrio barcelonés de El Carmel para ampliar la línea cinco del metro se aprobó cuando Convergència i Unió gobernaba la Generalitat de Cataluña; el proyecto fue validado por el entonces presidente de GISA, Joan Ignasi Puigdollers, y por el entonces director de la empresa pública —que dirigía las obras—, Xavier Borràs. Un año y medio después, en febrero de 2004, ambos dieron su visto bueno a una modificación del proyecto que incluia la construcción de un túnel de maniobras. Hoy, meses después de que esas obras provocaran un derrumbamiento de tierras que obligó a desalojar a un millar de vecinos y a tirar abajo dos bloques de edificios, Borràs ha dicho que el hundimiento del túnel de maniobras se debió a un "error humano" "bastante tonto" de "quien da la orden de hacer la excavación".

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El ex responsable de GISA, que ha comparecido ante la comisión que investiga en el Parlamento catalán el suceso, no ha precisado sin embargo quién cometió ese error, pero sí lo ha descrito de forma pormenorizada. Al parecer, el problema lo causaron "unos señores que confunden una excavación de una solera con la excavación en destroce"; así las cosas, las dos paredes del túnel quedaron "totalmente descalzas" en un tramo de 30 metros. "Lo normal [en esas circunstancias" es que [el túnel de maniobras] se caiga", puesto que se quedó "colgando" con el único refuerzo de los pernos tubulares de acero que se colocaron. ¿Qué se debería haber hecho, en su opinión? Antes de seguir avanzando, reforzar el túnel para que soportara las presiones del terreno sobre su bóveda, es decir, el peso de toda la tierra que tenía encima, que según Borràs estaban "por encima de lo normal"

¿Quién cometió ese "error bastante tonto", la dirección de obras o las empresas constructoras? En un acta de diciembre de 2004 se recoge la petición de la dirección para instalar testigos en el túnel de maniobras, con el objeto de comprobar si se habían producido movimientos; para las constructoras, eso permite probar que GISA era consciente de los problemas que existían en ese punto, algo que hasta ahora la empresa pública niega.

GISA ya había advertido una notable desviación del coste de las obras, al alza, y había incluido en sus presupuestos un incremento del 35% que se dedicaría fundamentalmente a refuerzos. Ramón Serra, el siguiente presidente de la empresa, que dimitió por el escándalo, ha explicado ya que la empresa "nunca ha escatimado dinero en estas obras y no ha rechazado instalar refuerzos cuando se le ha pedido". El ingeniero que dirige las obras, Javier Gete-Alonso, contratado por las constructoras, Geocontrol y Tec 4, no ha hecho sin embargo comentarios.

Cualquier error en la construcción es así pues atribuible a estas dos empresas y al jefe de obras, pero la responsabilidad última por la aprobación del proyecto, máxime si como parece ser conocía los problemas generados por la excavación del túnel de obras, sería de GISA. Borràs ha precisado que el visto bueno no era potestad de la dirección de la empresa, que el ocupaba, sino de su director general, entonces Enric Ticó. Además, ha explicado a este diario que él no supervisó esas obras porque estaba dedicado de forma exclusiva al proyecto de la línea nueve; así, el responsable a su nivel fue el director de proyectos, Joan Serratosa.

El método 'austriaco'

Por entonces, en Cataluña se construía con el llamado método austriaco, desechado ya en Madrid y ahora también en esa comunidad. Esa técnica aprovecha la resistencia de los materiales del subsuelo, de forma que sólo se refuerzan los túneles cuando ésta es débil. El consejero de Política Territorial del Gobierno catalán, Joaquim Nadal, ya ha anunciado que a partir de los sucesos de El Carmel los refuerzos serán obligatorios siempre, aunque los estudios previos no lo estimen necesario.

Según este método, se excava poco a poco empezando por la zona que corresponde a la bóveda y se van fijando los techos. Una vez asegurada esta parte, se retira el resto de materiales hasta el nivel en el que debe estar el suelo. Así, la dureza del suelo es la que evita que todo el tinglado se venga abajo. O no.

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