La policía relaciona a uno de los autores del 11-M con un ajuste de cuentas por drogas en Bilbao
Las pesquisas policiales certifican que Jamal Ahmidan formaba parte de una red de narcotráfico meses antes de los atentados
Jamal Ahmidan, El Chino, el marroquí traficante de drogas que obtuvo las armas y los explosivos con los que se cometieron los atentados del 11 de marzo en Madrid, inicio las gestiones para ello en otoño de 2003, según el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, que instruye la causa del ataque. Meses después, en la Nochevieja de ese año, participó en un tiroteo en un bar de Bilbao por un ajuste de cuentas, según han informado hoy fuentes policiales.
El Chino es uno de los siete presuntos terroristas que se suicidaron en Leganés. Del Olmo le considera el supuesto lugarteniente de la célula terrorista que atacó los trenes, y el responsable de financiar con droga de la operación.
A última hora de la tarde del 31 de diciembre de 2003, un hombre entró en el bar Txikia y, sin mediar palabra, le disparó un tiro en la rodilla a un parroquiano del local. Luego huyó del lugar. Las investigaciones llevadas a cabo por la Ertzaintza permitieron averiguar que la causa de la agresión —perpetrada con una pistola del calibre 9 milímetros Parabellum— fue un ajuste de cuentas por tráfico de drogas.
La víctima, un marroquí de Casablanca llamado Larbi Raichi —con antecedentes por tráfico de drogas, lesiones, amenazas y allanamiento de morada—, acudió a la Ertzaintza dos meses después afirmando que había identificado a su agresor. Corría el 2 de abril de 2004, y el Ministerio de Interior había hecho públicas las fotos de los presuntos implicados en el 11-M; entre ellas estaba la de El Chino. Raichi la vio en un periódico y le reconoció como su agresor. Pocas horas después —aunque ambos sucesos no están relacionados—, la policía cercaba a los siete terroristas de Leganés, que terminarían suicidándose tras acabar con la vida de un miembro de los Cuerpos Especiales, el geo Francisco Javier Torronteras.
La investigación policial posterior, en la que colaboraron la policía autonómica vasca y la Policía Nacional, ha permitido certificar que El Chino formaba parte de una red de tráfico de drogas apenas dos meses antes de los atentados. La pistola con la que atacó en diciembre a Raichi fue la misma usada para disparar contra los policías durante el cerco de Leganés, lo que certificó que el marroquí estaba en lo cierto en cuanto a su testimonio.
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